El papa Francisco pidió a los católicos que se comprometan a aliviar las varias miserias que padece el hombre contemporáneo, desde la material a la moral y espiritual, en su primer mensaje por la Cuaresma divulgado este martes por el Vaticano.
"A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas", escribió el papa.
"La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza. Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual", explicó en su mensaje.
La Cuaresma, que comienza el Miércoles de Ceniza y termina justo antes del Jueves Santo, dura 40 días y simboliza la prueba vivida por Jesús en el desierto, que según la tradición cristiana debe servir para el ayuno y la penitencia.
Bajo el título "Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza" - una cita de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios en la que el apóstol los alienta a mostrar su generosidad ayudando a los hermanos de Jerusalén que están atravesando dificultades-, el mensaje papal propone reflexionar sobre la pobreza en el mundo de hoy.
El papa latinoamericano, que ha denunciado desde que fue elegido en marzo pasado las injusticias sociales y el hambre, fustiga también la "miseria moral y espiritual" que reina en la sociedad moderna.
Francisco invita a la Iglesia y a los católicos a ayudar a "cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural", sostiene.
"Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diaconía, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad", escribió.
"Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria", agregó.
"Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir", indica Francisco en el texto.
Para el pontífice argentino, "no es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado".
"¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros -a menudo joven- tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía!", clamó.
"¡Cuántas personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud", recalcó.
"En estos casos la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente", sostiene.
El mensaje fue presentado a la prensa por el cardenal africano Robert Sarah, presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum", que se encarga de obras de caridad.
Para el purpurado, el papa quiso hablar de las "miserias que no se ven", porque el "gran error de la cultura moderna es imaginar que el hombre puede ser feliz sin Dios", explicó.
"Si consideramos que no necesitamos a Dios, ni que Cristo nos tienda la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera", recuerda el papa en su misiva a los católicos.