El papa Francisco condenó la "insensata brutalidad" del ataque perpetrado el jueves por yihadistas somalíes shebab contra estudiantes de la universidad keniana de Garissa, en el que murieron 147 personas.
El pontífice también pidió "a todos los responsables que redoblen sus esfuerzos (...) para poner fin a semejante violencia", en un telegrama enviado al presidente de la conferencia episcopal de Kenia, el cardenal John Njue.
En ese texto, el papa dice estar "profundamente entristecido por la inmensa y trágica pérdida de vidas humanas" en el ataque.
Los shebab sorprendieron a los estudiantes mientras dormían, les lanzaron granadas y les dispararon con armas automáticas.
En primer lugar, mataron a decenas de jóvenes de forma indiscriminada, antes de separarlos en musulmanes y no musulmanes. Luego perdonaron la vida a los primeros y retuvieron a los segundos.