Desde el año 1054 no se reunían sus máximos jerarcas. Buscarán, entre otros temas, hacer un llamado acerca de las constantes persecuciones de las que son objeto los cristianos en Medio Oriente.
No son décadas y tampoco siglos. Desde hace un mileno no se registra un encuentro entre los máximos jerarcas de las iglesias católica y ortodoxa. El último de ellos data de 1054, fecha de las excomuniones mutuas y el mayor cisma de la cristiandad, cuando se reunieron en Moscú.
Ahora, en el 2016, y más exactamente el 12 de febrero, el papa Francisco hará una escala en Cuba, rumbo a México, para sostener el viernes un encuentro con el patriarca de Moscú Kirill (conocido en español como Cirilo), en un evento histórico que marca además el papado del primer pontífice latinoamericano.
La noticia fue anunciada en forma sorpresiva por el Vaticano y representa una etapa nueva en las relaciones entre las dos iglesias cristianas más importantes del mundo. Cuba, considerado territorio neutro, acogerá la reunión, que se desarrollará en el aeropuerto de La Habana José Martí y tendrá una duración de entre dos a tres horas.
"Este encuentro de los primados de la Iglesia Católica y de la Iglesia Ortodoxa Rusa, preparado desde hace tiempo, será el primero en la historia y marcará una etapa importante en las relaciones entre las dos iglesias", precisó el Vaticano en un comunicado conjunto de la Santa Sede y el patriarcado de Moscú.
Al término de la reunión el pontífice y el líder de la iglesia ortodoxa rusa firmarán "una declaración común", según precisó el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi. Los dos líderes religiosos coincidirán en América Latina, ya que Kirill fue invitado por el presidente cubano Raúl Castro a visitar la isla comunista, y el papa tiene programada una visita a México del 12 al 17 de febrero.
Francisco desvió su vuelo hacia México para poder realizar una escala a Cuba, mientras Kirill, que se encuentra en la isla caribeña, proseguirá luego el viaje a otros países de la región, entre ellos Brasil y Paraguay.
"Se trata de una señal de esperanza", concluye el comunicado del Vaticano, que invita "a todos los cristianos a rezar con fervor para que Dios bendiga ese encuentro, que dé buenos frutos".
Desde hace décadas, tanto bajo Juan Pablo II como Benedicto XVI, se hablaba de un encuentro entre el pontífice y el patriarca de Moscú, líder de dos tercios de los 200 millones de ortodoxos en el mundo. "Llevábamos dos años preparándola", reconoció Lombardi.
Tras la elección del papa argentino, en marzo de 2013, aumentaron las esperanzas de poder celebrar el encuentro, sobre todo después de que en noviembre del 2014 Francisco contara a la prensa en el vuelo de regreso de Turquía que le había hecho saber a Kirill su voluntad de reunirse con él.
"Le dije: yo voy adonde tú digas. Me llamas y yo voy. También él tiene ese deseo", aseguró en esa ocasión Francisco.
Frenar el genocidio de cristianos
El papa argentino considera prioritario el acercamiento entre las religiones, en particular en el seno de la cristiana. Muchas de las diferentes confesiones del cristianismo sufren en Medio Oriente la violencia del radicalismo islámico.
"La actual situación en Medio Oriente, en África del Norte y Central y otras regiones, donde los extremistas cometen un verdadero genocidio contra las poblaciones cristianas, necesita medidas urgentes y coordinadas", explicó un comunicado la iglesia ortodoxa rusa, que confirmó que será uno de los temas principales del encuentro.
"El tema de la persecución de los cristianos será central", recalca la nota, que reconoce que "pese a los obstáculos, se logró organizar el encuentro". Las diferencias históricas entre católicos y ortodoxos rusos son numerosas y profundas, incluso si ambas iglesias coinciden en muchas cuestiones teológicas.
Entre las diferencias más importantes figura que los ortodoxos no reconocen la primacía papal. Las condenas moderadas de Francisco a la política intervencionista del presidente ruso Vladimir Putin en Ucrania, quien fue recibido en dos ocasiones en el Vaticano, fueron gestos apreciados por la iglesia rusa, aunque criticadas por los católicos ucranianos de rito griego, que apoyan al gobierno ucraniano.
La política "ecuménica" del pontífice argentino dio otro paso emblemático hace 10 días, cuando anunció de forma inesperada que visitará en octubre Suecia para participar en una ceremonia con motivo de los 500 años de la ruptura entre Martin Lutero y la Iglesia católica, otro gesto histórico de reconciliación, esta vez con los protestantes../EL NUEVO SIGLO con AFP