El papa Francisco celebra esta semana una serie de reuniones claves en el Vaticano para la reforma del gobierno central de la Iglesia, sacudida por años por intrigas y manejos financieros oscuros.
El grupo de ocho cardenales designados por el papa Francisco para asesorarlo en la reforma se reunirán del primero al cuatro de julio para elaborar un informe sobre los debates y decisiones tomadas, mientras la comisión cardenalicia de vigilancia se reunirá también para analizar el futuro del banco del Vaticano, el Instituto para las Obras de Religión (IOR).
En el avión de regreso de su viaje en mayo a Medio Oriente, el papa explicó a la prensa la complejidad de la labor que está realizando dentro del Vaticano.
"Los resultados no se ven todavía", dijo.
En una entrevista concedida el domingo al diario romano Il Messaggero, el papa contó que el mandato que recibió de los cardenales que lo eligieron en marzo del 2013 al trono de Pedro "no es fácil".
"Se da un paso y luego resulta que hay que hacer esto y aquello. Entonces en vez de tener un dicasterio (ministerio) hay que crear cuatro", aseguró.
Según el diario de la capital, el papa impulsa una verdadera batalla contra la burocracia vaticana, otro de los grandes males de la entidad.
Según el portal Vatican Insider, es posible que el 4 de julio se sepa si algunas de las reformas que habían sido consideradas como hipótesis serán aplicadas.
La prensa italiana sostiene que con la creación de la Secretaría para la Economía, a cargo del cardenal George Pell, muchos asuntos de mala gestión interna tenían que ser racionalizados.
Para agilizar, obtener una mayor coordinación, modernizar y simplificar, además de garantizar la transparencia, Francisco necesita de todos modos conocer a fondo la maquinaria interna, lo que en un año y medio no es posible.
Al ser elegido como pontífice, todos los expertos consideraron que la reestructuración del desprestigiado IOR iba a ser una de las tareas más complejas del pontificado.
Según varias fuentes, tanto religiosas como de prensa, el alemán Ernst von Freyberg, nombrado en febrero de 2013 inmediatamente después de la renuncia de Benedicto XVI como presidente del IOR, va a presentar su renuncia en los próximos días.
La posible salida del alemán, de 55 años, complica la situación y al parecer fue decidida tras una serie de enfrentamientos y críticas internas, según Il Messaggero.
El candidato a sucederlo en el cargo es el francés Jean-Baptiste de Franssu, quien colabora con el ministerio de Economía, según medios religiosos.
Si bien resulta casi seguro que el banco no desaparecerá, no se sabe aún cuáles competencias mantendrá y cuáles perderá.
"Reformar la Curia no es simple y exige coraje y determinación. Un desafío notable", confesó el papa argentino antes de prometer que seguirá avanzando en su tarea sin temor.
Por último, el papa abordará el delicado tema de la pedofilia de los curas que tanto a desprestigiado a la Iglesia.
Pocos días después de que el exnuncio apostólico (embajador del papa) en República Dominicana, el polaco Jozef Wesolowski, fuera condenado el pasado 28 de junio por pederastia por un tribunal eclesiástico, el Vaticano tiene programada la semana próxima una reunión de la Comisión para la Protección de los Menores, formada por laicos y religiosos.
Paralelamente, el papa deberá recibir en su residencia dentro del Vaticano, la Casa Santa Marta, a las víctimas de abusos, según anunció personalmente en mayo.