A esto no hay que darle muchas vueltas: el primer artista colombiano que tuvo renombre internacional fue Rafael Puyana. Y cuando hablo de renombre hablo de reconocimiento y admiración internacional. Pocos, muy pocos artistas lo han conseguido. A la hora de la verdad el novelista Gabriel García Márquez, el pintor Fernando Botero y Rafael Puyana.
Francia acaba de rendirle un homenaje con motivo del octogésimo aniversario de su nacimiento. Homenaje sin precedentes del que se encargó France Musique, entre el pasado lunes 30 de abril y el 7 de mayo, en horario estelar, de las 7 a las 8 de la noche.
Nada más justo y merecido. Porque pocos artistas han contribuido tanto a nivel internacional en el complejo propósito de la recuperación de la música del renacimiento, el barroco y el clasicismo, como él. Y son menos aún los clavecinistas que han entendido, con tanta claridad, que la recuperación de la música de este período, y por ende la recuperación de la tradición organológica e instrumental, tiene necesariamente que instalarse en el presente para mantener una vigencia cultural capaz de trascender en el tiempo.
Todo para explicar el lugar que ocupa Rafael Puyana en el mundo musical, porque se habla de uno de los pocos intérpretes del clave, cuyo sincero interés abarca, desde el repertorio ya mencionado hasta la música del siglo XX, igualmente experto en la música de Händel, Bach y Scarlatti que en la de Mompou y Manuel de Falla, para no extender una lista que, desde luego, tendría que incluir a los grandes maestros de la música española, la italiana, la inglesa y, por supuesto, la francesa.
El homenaje de la radio francesa ha querido ir, hasta donde es posible, a lo largo de cinco emisiones a una trayectoria, que ellos han denominado Odyssée Artistique (Odisea artística), lo que no exagerado, pues la vida del maestro ha sido justamente así, una moderna odisea en busca de la verdad artística, primero como discípulo de los mejores maestros de sus años de juventud, Wanda Landowska y Nadia Boulanger, luego como intérprete aclamado en el mundo entero, y siempre como un eterno investigador y, en el mejor sentido de la palabra, un escolástico de la música, porque lo que ha determinado la trascendencia de su arte en el ámbito internacional ha sido esa eterna insatisfacción con lo que está puesto sobre la mesa para mejor buscar, por sus propios medios las raíces más auténticas de la verdad en el arte.
Los franceses lo entendieron muy bien. La primera emisión -abril 30- estuvo centrada en los años de infancia y juventud en Bogotá. La segunda –mayo 1º- sobre sus años de estudios en los Estados Unidos. La tercera – mayo 2- los años en Nueva York, París y España. La cuarta –mayo 3- dedicada a España y la última dedicada a París, España y la música inglesa. Cinco programas, cinco entrevistas, cinco selecciones de su arte que afortunadamente está preservado en sus grabaciones, pero habría mucha, muchísima tela aún para cortar.
Rafael Puyana es un mundo en sí mismo, uno de los intelectuales más refinados y mejor educados que haya dado el país, su colección de instrumentos es tan asombrosa que alberga hasta el gran clave de tres teclados de Hyeronimus Hass, que probablemente sea el mejor clave del mundo; Puyana no colecciona instrumentos por el placer de hacerlo, sino porque son su más confiable herramienta de trabajo y va una anécdota al respecto: su interpretación del Fandango del padre Antonio Soler era una grabación de referencia y de hecho insuperable, sin embargo, cuando nuevamente volvió a llevarla al disco en el clave de Hass, la obra, seguramente por las posibilidades tímbricas del instrumento, se bañó de una luz mediterránea que consiguió retratar, como en un cuadro de la pintura española, el sopor previo a la iniciación de la danza… algo magistral que, a la final, vino a demostrar lo que en el fondo todo el mundo intuía: sólo Puyana puede superar a Puyana.
Cauda
Francia rindió homenaje al maestro, entre otras cosas porque durante buena parte de su vida ha vivido en París, porque cómo él mismo lo dijo en una oportunidad, tiene con Francia fuertes atavismos y porque ha sido un intérprete excelso de su música: su versión de Les Fastes de la Grande et anciènne Mxnxstrxrdxsx de Couperin, por ejemplo es paradigmática.
La pregunta es ¿Y el Ministerio de Cultura de Colombia, a todas estas dónde está?... bueno, la respuesta es sencilla, en Salsipuedes, haciéndole homenajes a Lucho Bermúdez. Y después se preguntan qué es subdesarrollo…