Francia lanzó un ambicioso plan de industrialización en sectores vanguardistas como los tejidos inteligentes, las nanotecnologías o los vehículos sin piloto, con el objetivo de recobrar la ahora perdida posición de líder que tuvo en el siglo XX.
"Debemos promover una nueva Francia industrial" declaró el presidente François Hollande, rodeado de muchos de sus ministros, al anunciar su plan de acción de 34 proyectos. "Francia debe renovar su producción, proponer nuevos objetos, usando los últimos avances tecnológicos (...), las últimas propuestas de la creación industrial", afirmó.
Algunos de los proyectos ya han sido lanzados, como el coche que consume dos litros cada 100 km o el tren de alta velocidad (TGV) "del futuro".
Los 34 planes abarcan un amplio abanico de sectores: transportes (vehículos sin piloto, avión eléctrico), textil, química "verde", digital, biotecnologías médicas o nanoelectrónica, entre muchos otros.
El presidente francés explicó que no se trataba de volver a la Francia de los años 60, con su pléyade de ingenieros e inventores, cuando "el Estado era el prescriptor, el productor y el cliente". Ahora el Estado intervendrá a través de la legislación, los medios fiscales, los pedidos, pero también a través de la financiación pública.
Un total de 3.700 millones de euros de dinero público podrían ser dedicados a los planes, pero el objetivo es que la inversión privada tome luego el relevo, incluso con un nivel superior.
Francia ha perdido 750.000 empleos industriales en diez años, y la industria perdió seis puntos en su aporte al Producto Interior Bruto (PIB). El país, segunda economía de la zona euro, ha aumentado su déficit comercial, que ya supera los 60.000 millones de euros.
París quiere ahora volver a retomar la "ofensiva" según la expresión del presidente francés, con tres grandes ejes: la transición energética y medioambiental, la salud y el sector digital.
"Estos 34 planes tiene como objetivo que recuperemos nuestra posición en la globalización, y que seamos más fuertes", explicó el ministro de Industria, Arnaud Montebourg. "Lo esencial será financiado por las inversiones privadas", precisó, aunque dijo esperar unir a los sectores "público y privado", en la búsqueda de capitales o la investigación.
"De todo ello esperamos que en diez años vuelvan a ser creados 475.000 empleos, con 45.000 millones de euros de valor añadido en tierra francesa", precisó Montebourg.
"Un renacimiento"
Francia aún puede "sorprender" al mundo, insistió por su lado François Hollande, al recordar que en el pasado este país fue motor de la innovación, con la "máquina a vapor", "el automóvil", el "globo aerostático" o "el chip electrónico".
El plan francés es producto de un análisis en el seno del ministerio de Industria, junto al gabinete estadounidense McKinsey, líder mundial del consejo a las empresas, que ayudó a "centrar las energías en los puntos fuertes, las bazas" de la industria francesa.
"Es una base para ponernos en marcha e ir a la conquista de nuevos mercados", según el ministro Montebourg, que apeló a un "renacimiento" de la industria de su país.
Una nueva estrategia en los sectores industriales ya fue lanzada a principio de año para consolidar las industrias ya existentes e invertir en tecnologías clave para el largo plazo, con el objetivo de lograr innovaciones "de ruptura".
La "gran innovación" reivindicada por esta "nueva Francia industrial" es que los responsables de la implementación de los proyectos serán en su gran mayoría individuos procedentes de la industria, y operarán como "jefes de orquesta" de estos planes, según el ministro, constituyendo los equipos y supervisando la cooperación entre los sectores privado y público.