Reducir el déficit público al 3% del PIB pese al estancamiento del crecimiento y cumplir las promesas del presidente François Hollande es el reto del presupuesto del gobierno francés de 2013, que será presentado mañana y que incluirá ajustes por 30.000 millones de euros.
Según los economistas que agitan el espectro de España o de Italia, la opción por una reducción drástica del déficit público hace que Francia asuma el riesgo de sacrificar el crecimiento y, por tanto, de limitar sus márgenes de maniobra para enfrentar la crisis.
Hollande se comprometió con sus aliados europeos a reducir el déficit público al 3% del producto interno bruto (PIB) a fines de 2013, desde el 4,5% de este año.
Para ello optó por aumentar en 20.000 millones de euros los impuestos de las grandes empresas y de los particulares más acaudalados, y por recortar en 10.000 millones los gastos del Estado, evaluados en 2012 en 376.000 millones.
Su gobierno detallará el viernes por la noche las medidas decididas con ocasión de la adopción de la ley de finanzas en el Consejo de Ministros.
Se trata de un esfuerzo excepcional pedido a los franceses. En palabras del propio Hollande, el esfuerzo "más importante desde hace 30 años".
La deuda pública francesa aumentó vertiginosamente desde 2007, pasando de 64,2% del PIB a 89,3% a fin de marzo de 2012.
Las opciones presupuestarias del presidente socialista se suman a los 2.500 millones de recortes anunciados para la seguridad social, y a unos 6.000 millones de aumentos de impuestos votados ya para 2013, es decir, un total de 40.000 millones de ajustes.