Visitar el acueducto Las Flores del municipio de Saboyá, en el departamento de Boyacá, es como llegar al paraíso, es encontrarse con una autentica riqueza natural, verse rodeado de centenares de frailejones o espeletia, como también se le conoce a esta especie nativa de la zona de páramos que apenas crece un centímetro por año, pero que resulta importante para que estos lugares sean fábricas de agua, al mantener la humedad relativa y almacenar el vital recurso que capta de las neblinas de las partes altas de nuestras cordilleras.
Los habitantes de la zona se sienten orgullosos del lugar y de su acueducto, nunca les falta el precioso líquido y eso se ha visto en épocas de sequía, cuidan con responsabilidad y dedicación las cerca de cuarenta hectáreas adquiridas con aportes propios y del convenio CAR-Municipio. Además, manifiestan con la sabiduría que les confiere el hecho de ser campesinos conocedores del trabajo, que el secreto está en aislar los terrenos tanto de la presencia permanente de las personas como de los animales.
“El acueducto Las Flores beneficia a unas 1.500 personas de la vereda Puente de Tierra en este hermoso municipio de Saboyá. Nació por allá en el año 2.000 y ha contado con el apoyo de varios de los alcaldes que han pasado a lo largo de este periodo, además hay que decir que se ha contado con el respaldo de la Corporación Ambiental, que con sus programas de reforestación y proyectos como de Emprendimiento Social para la Conservación Ambiental, Esca, nos han beneficiado”, dice el presidente del acueducto, José Rosendo Peña, un hombre comprometido no solo con su comunidad sino con el medio ambiente en general.
Uno de los hechos que más destacan los suscriptores es que solo pagan por el suministro de agua, $20.000 cada 4 meses, es decir $60.000 al año, recursos que invierten en el pago de un fontanero, la compra de insumos para el tratamiento del agua, el mantenimiento de las redes y en las diligencias propias del funcionamiento del sistema que en otros lugares han tratado de imitar.
“En el área del acueducto hace aproximadamente 12 años se sembraba papa, pero eso ha cambiado sustancialmente, hoy se puede observar que la actividad ganadera y agrícola es prácticamente cero, porque la comunidad ha tomado conciencia de que hay que proteger el páramo, si se observa lo que actualmente tenemos es un hermoso bosque, cantidad de pajaritos y fauna silvestre y lo logramos porque tenemos la convicción y los deseos de hacerlo” vuelve a anotar Rosendo.
Finalmente, manifiesta que esta tarea no debe ser solo de las autoridades sino también de cada uno, para lograr que este planeta llamado Tierra, sea el paraíso que tanto soñamos.
El acueducto Las Flores ha contado con el respaldo de la Corporación Ambiental, que con sus programas de reforestación y proyectos como de Emprendimiento Social para la Conservación Ambiental, Esca.