“Se puede mantener el desarrollo sin perjudicar el medio ambiente”
Sea lo primero desear a mis amables lectores un próspero y feliz 2018, cargado de salud y buenas noticias y con alegría en todos los hogares.
Quisiera escribir hoy sobre lo importante de entender el fenómeno que se presenta en nuestros iconos turísticos en estas festividades en cuanto hace al cuidado y la preservación del ambiente, así como de entender a que obedecen dichos comportamientos y que deberíamos hacer para mejorarlos; definitivamente si no hacemos algo en este sentido, poco tendremos que ofrecer a nuestras futuras generaciones y esas pequeñas minas, que son nuestros sitios de interés turístico, se verán borradas por su autodestrucción.
A pesar de que en teoría la población del planeta en general ha adquirido un nivel alto de conciencia y sensibilidad ambiental, el comportamiento al respecto dista mucho de ser el adecuado y por el contrario en nuestro país parece que tendiera a empeorar. A manera de ejemplo valga mencionar que en el icono del turismo colombiano a nivel internacional, Cartagena de Indias, se recogieron (según datos extraídos de noticias de prensa), en solo el centro histórico, 500 toneladas de basura pasadas las festividades de año nuevo; si esto ocurre en Cartagena, ciudad vigilada y controlada por las autoridades, que podríamos suponer que ocurre en otros destinos alejados, sin presencia de autoridades en gran parte del territorio y sin control ambiental por parte de las Corporaciones Autónomas Regionales.
El problema no radica en la legislación, de hecho Colombia tiene una de las legislaciones más extensas en materia ambiental del planeta, tampoco radica en la presencia de autoridades, Cartagena es quizá una de las ciudades con más presencia de estas en el país, radica más bien en la ineficacia de la normatividad vigente y en la inoperancia de las autoridades con respecto a estos temas en particular.
Se sabe de sitios de turismo instalados en los departamentos de Caquetá, Putumayo, Amazonas, Casanare y Arauca, entre otros, que ofrecen servicios sin tener para nada en cuenta los parámetros mínimos de seguridad, salud y cuidado ambiental, estos lugares operan o bien sin licencia o bien con permisos otorgados por autoridades débiles o que no conocen realmente del tema. A manera de ejemplo podemos decir que un permiso otorgado por las autoridades turísticas no consulta para nada la normatividad ambiental, salvo en el caso de los parques nacionales; mucho menos cuando los permisos son otorgados por las autoridades municipales.
Pero ante la imposibilidad de reglamentar lo ilegal y ante la poca probabilidad de incrementar el control de lo mismo, hagamos una reflexión sobre las soluciones que se pudieran dar a los problemas presentados en los sitios legales; podríamos decir que existen cuatro focos de problemas que se deben atacar:
- Amoblamiento urbano; mientras el turista tenga que caminar cuadras y más cuadras buscando un recipiente para dejar su basura, es muy poco probable que se logre, por no hablar de la necesidad de baños públicos adecuados y limpios.
- Control; mientras no exista una autoridad que haga cumplir la normatividad ambiental en todo el territorio nacional, el cuidado va a depender de la frágil voluntad de nuestros ciudadanos.
- Normatividad; Aunque suene extraño creería que deberían existir menos normas al respecto, pero más específicas y con un mayor nivel de exigencia y de consecuencias para quien incumpla; esto aunado al ejercicio de la autoridad ejercerá una presión importante.
- Educación; quizá el más importante de los aspectos, en la medida en que nuestra juventud tome real conciencia sobre el tema ambiental y pase de tener un discurso difuso a tener una certeza del daño que se causa con determinadas acciones, el problema podrá ser controlado.
Finalmente quisiera mencionar nuevamente la idea de tener una alta consejería para el desarrollo sostenible, que coordine los esfuerzos para mantener el desarrollo sin perjudicar el ambiente.
@alvaro080255