Es necesario hacer una intensa reflexión sobre el camino del ser humano y del mercado
Por Juana Hofman (*)
LA avaricia del ser humano ha llegado a puntos desbordados, tanto así, que los tesoros que sigilosos se esconden en el subsuelo terrestre y marítimo están siendo objeto de la comercialización abrupta por parte del mercado. Ello está teniendo consecuencias de gran impacto sobre la naturaleza, los ríos, los bosques, las montañas y los mares en donde miles de especies se encuentran en peligro de desparecer.
La anterior problemática está afectando a todos los hemisferios, despertando así empatía por el cuidado del medio ambiente y resistencia a los métodos de extracción contaminantes e invasivos.
A diferencia de la extracción de hidrocarburos (compuestos orgánicos formados únicamente por átomos de carbono e hidrógeno) que se obtiene por una mera extracción de un yacimiento en donde se encuentran éstos en una forma más pura, el gas y el petróleo alojados en rocas de esquisto, pizarra y arenas bituminosas requieren técnicas más costosas y contaminantes, y es a éstas a las cuales este artículo pretende realizar un análisis de los impactos generados en diferentes territorios.
El fracking es la técnica para extraer gas natural de yacimientos no convencionales. Se trata de un proceso mediante el cual se explota el gas acumulado en los poros o fisuras de ciertas rocas sedimentarias y que conlleva grandes y variados impactos ambientales. Por mencionar unos cuantos: la contaminación de las aguas subterráneas, contaminación atmosférica, emisión de gases efecto invernadero, terremotos, contaminación acústica e impactos paisajísticos. El fracking consume además enormes cantidades de agua generando, en los ecosistemas en donde se está practicando, problemas con la sostenibilidad del recurso hídrico y envenenamientos de las aguas subterráneas porque contamina con productos químicos.
Esta técnica está hoy prohibida en Francia y Bulgaria por los impactos anteriormente mencionados, pero sigue tomando fuerza en piases como Argentina, Chile, Rumania, México e Inglaterra entre otros, en donde la seguridad ecológica y la justicia socio-ambiental están generando tensiones y protestas contra está técnica, logrando importantes resultados que se analizaran más adelante.
La extracción a gran escala podría estar matando el planeta aseguran unos.Otros, al contrario, explican lo importante que es apoyar este masivo crecimiento económico, fruto de la extracción, para que muchos países reciban más dinero y puedan invertir en educación, salud, etc. Lo que muy pocos se preguntan es ¿a costa de qué el crecimiento económico focalizado en la extracción de recursos naturales está teniendo tanto éxito?. La respuesta es: a costa del planeta, de las generaciones futuras y de recursos que una vez se agoten no resurgirán.
Pero existen casos en donde la esperanza de conservar lo que tenemos está latente, en donde la conciencia por el cuidado de lo que nos rodea está resurgiendo, aún en contra de intereses económicos de gigantes multinacionales y empresas con un gran poder político importante a nivel mundial.
En Rumanía, activistas contra el fracking irrumpieron en un campamento de Chevron, lo cual ocasionó que la compañía suspendiera la extracción de gas esquisto en el territorio. La petrolera, que ha ocasionado varios daños ambientales alrededor del planeta, centró su objetivo en Europa, en donde pretende extraer gas de esquisto mediante fracking, pero la población de estos países ha contestado la propuesta de Chevron con un fuerte rechazo y protestas.
La necesidad de proteger lo que es nuestro se evidencia cuando los intereses de unos pocos atropellan a las mayorías, unas mayorías que hoy, influenciadas por el discurso moderno ambientalista y ecologista, quieren por medio de una resistencia ecológica salvaguardar aquellos recursos vitales, no por estar en oposición a un modelo económico - como mencionan algunos-, sino para preservar la vida propia y de aquellos que están por venir.
Algo claro es que ni siquiera los defensores del fracking niegan es que la inyección de fluidos en el subsuelo incrementa la presión sobre las fallas y puede provocar temblores en el terreno, si bien dicen, muy tenues. Sin embargo, las consecuencias de este método son incuestionables, pero los beneficios económicos que trae consigo son importantes.
En Inglaterra, otro país víctima del fracking, grandes manifestaciones contra esta técnica lograron suspender las primeras prospecciones. Las perforaciones exploratorias de una compañía gasística y su contestación, convirtieron a la localidad de Balcombe en epicentro del debate sobre la amenaza de industrialización de la campiña inglesa. El pueblo, a su vez, está divido entre la lógica de la economía y la defensa ecológica. Lo anterior, siempre ocurre cuando dentro de un territorio con dinámicas propias, nuevas lógicas de mercado entran y se adueñan de interés propios de los ciudadanos.
La garantía del suministro energético, la reducción de la factura del gas y la creación de miles de empleos son siempre los principales argumentos que las empresas esbozan al llegar a un nuevo territorio, y estas son, a su vez, las que los gobiernos mencionan para respaldar esta técnica. En el caso anteriormente descrito, el gobierno en aras de avanzar en su economía respalda a la compañía, pero son los habitantes del terreno, quienes con su resistencia ecológica, lograron la suspensión de actividades.
Ahora bien, como último caso ejemplificante que se mencionará en donde se evidencia la unión de la comunidad para generar resistencia ecológica contra este método de extracción tan invasivo està Argentina, en donde la comunidad indígena mapuche vive momentos muy difíciles. La empresa Apache ha adquirido vastas extensiones de terreno en territorio de la comunidad mapuche de las austral provincia de Neuquén. En la comunidad Gelay Ko (sin agua en mapuche) viven 40 familias, el pueblo y las viviendas están en este momento rodeadas de pozos construidos por la compañía para la explotación de gas por medio de fracking.
Las protestas no han cesado, pero al ser pocas familias indígenas las que habitan este pueblo, la compañía ha ignorado las reclamaciones que la comunidad viene haciendo, así como el gobierno argentino. La muerte de animales, los masivos problemas de salud de los miembros de la comunidad causados por la quema de gas y el envenenamiento del agua son tan solo algunas de las nefastas consecuencias que se han causado, y aún hoy, la comunidad resiste intentando preservar los recursos naturales y su vida.
El pensar un planeta tierra con aguas aún más contaminadas, sin naturaleza sana, sin ríos que cuidar ni bosques en donde contar historias debe llevar a una reflexión intensa sobre el camino del ser humano y del mercado, y de hasta qué punto estamos dispuestos a llegar para saciar la avaricia y la codicia de unos pocos.
Es así como se hace cada vez más evidente la necesidad de idear, debatir y construir nuevos paradigmas de desarrollo, con profunda mirada histórica y que en términos básicos sean socio-ambientalmente armónicos y justos, que se piensen desde el crecimiento biofísico y se alejen del extractivismo como fundamento.
(*) Profesora de las Facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.