Una jueza abrió formalmente este martes el juicio contra el octogenario exdictador guatemalteco, Efraín Ríos Montt, acusado de genocidio de casi 1.800 indígenas durante su régimen (1982-1983), delito por el cual puede ser condenado a medio siglo de reclusión.
"En este momento se declara abierto solemnemente el presente debate" oral y público, afirmó la titular del Tribunal Primero de Mayor Riesgo A, Jazmín Barrios.
"En el juicio vamos a probar que se implementaron planes militares contra la población indígena, hubo charlas motivacionales a los altos militares y se ordenaron estrategias contra la lucha contrainsurgente", sostuvo el fiscal Orlando López en el inicio de su presentación.
La apertura del juicio, que se prolongará varios meses, se realizó con casi dos horas de retraso debido a una serie de siete amparos y objeciones presentadas por los defensores, que debieron ser analizadas una a una por los jueces, incluyendo un pedido de Ríos Montt de ir a los sanitarios.
El exdictador, de traje oscuro y corbata con pequeños puntos blancos, lució todo el tiempo con rostro adusto, sentado en medio de sus dos abogados defensores.
Ríos Montt, de 86 años, será juzgado por la ejecución de 1.771 indígenas mayas ixiles en el departamento de Quiché (norte) durante su mandato, en lo más cruento de la guerra de 36 años (1960-1996) que dejó 200.000 muertos o desaparecidos, según la ONU.
En el juicio, en el que declaran 130 testigos y casi un centenar de peritos, también está acusado por genocidio el general retirado José Rodríguez, exmiembro de la cúpula castrense de entonces.
Además de la jueza Barrios, integran el tribunal los magistrados Pablo Xitumul y Patricia Bustamante.
El exdictador hizo cambios a última hora al cambiar parte de su equipo de defensa, al sustituir al ex guerrillero Danilo Rodríguez y designar para el debate a Francisco García Gudiel, quien se ha declarado "enemigo" de la jueza Barrios.
La Sala de Vistas de la Corte Suprema de Justicia (en el centro histórico de la ciudad) estaba abarrotada con unos 500 asistentes, entre ellos mujeres indígenas con sus trajes tradicionales, activistas de derechos humanos, comunidad internacional, exmiembros de las paramilitares Patrullas de Autodefensa Civoc (Pac) y familiares de militares.
El juicio es calificado como histórico por grupos de derechos humanos en un país en el cual el 98% de los casos criminales quedan impunes según las Naciones Unidas.
"El procesamiento de un general por estos delitos aberrantes a 30 años de ocurridos los hechos constituye un testimonio de la valentía y la tenacidad de las víctimas y organizaciones humanitarias de Guatemala", dijo a la AFP Reed Brody, consejero jurídico de Human Rights Watch, que participa como observador.
Afuera de la Corte, un grupo de activistas de derechos humanos lanzaba consignas contra el exdictador, mientras que otro grupo, integrado por exparamilitares, con pancartas y altoparlantes aseguraban que en Guatemala no se cometió genocidio.
"Tenemos derecho de alzar la voz, los guerrilleros también mataron hombres", gritó Adán Ramírez, un exparamilitar junto a una docena de viudas de soldados.
"El comunismo 'financia' la destrucción de la unidad nacional", "Acusados falsamente dispuestos a la defensa de Guatemala", "Otto Pérez (presidente del país) dijo: no hubo genocidio en Guatemala", señalan las pancartas del grupo denominado 'Amigos del Ejército'.
A pocos metros de ellos, activistas de derechos humanos con el sonido de tambores afirmaban que en Guatemala sí hubo genocidio.
"Porque aunque lo quieran negar, sí hubo genocidio", indicó a la AFP la defensora de derechos humanos, Sandra Morán.