El fabricante estadounidense de automóviles Ford prevé una pérdida de más de 1.000 millones de dólares este año en Europa, ante la crisis económica, afirmó este miércoles al anunciar resultados decepcionantes para el segundo trimestre.

"Evaluamos la situación en Europa con sentido de urgencia", declaró el director financiero del grupo, Bob Shanks en una conferencia telefónica.

"Se trata realmente de un problema estructural, no cíclico", advirtió por su parte el director general Alan Mullaly.

El segundo constructor estadounidense anunció un beneficio neto de 1.000 millones de dólares en el segundo trimestre, una cifra que cayó a la mitad en comparación con el mismo período del año pasado y que incluye pérdidas de 404 millones en Europa.

El beneficio por acción llegó a 26 centavos, mientras que los analistas aguardaban 28 centavos.

En el segundo trimestre de 2011, el beneficio del fabricante había sido de 2.400 millones de dólares.

El volumen de negocios por su parte retrocedió 2,1% a 31.400 millones de dólares, menos que los 32.200 millones esperados por el mercado.

"Ante el ambiente (económico) que se deteriora en Europa, Ford espera una pérdida que supera los 1.000 millones de dólares para todo el año en Europa", advirtió el constructor en un comunicado.

En América del Norte, las ventas permanecieron estables en el segundo trimestre, con un beneficio de 2.000 millones de dólares.

"No vamos a salvarnos con un aumento del volumen" de ventas, subrayó Mullaly, dando cuenta de una "sobrecapacidad" de producción en el Viejo Continente.

El jefe de Ford eludió todas las preguntas directas sobre eventuales cierres de plantas o despidos, pero insistió en que el éxito de la reestructuración en Estados Unidos fue posible por "la implicación de todas las partes, incluidos los sindicatos" y que planea hacer lo mismo en Europa.

"Lo peor sería continuar perdiendo dinero y dar quiebra", advirtió.

El sector automotor europeo enfrenta una grave crisis, similar a la padecida por el sector en Estados Unidos en 2008-2009.

Los constructores habían licenciado entonces decenas de miles de trabajadores y cerrado una decena de plantas, y Ford redujo su plantilla a la mitad.

AFP