Focos diferentes sobre caminos para lograr la paz | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Julio de 2014

Para el arzobispo de Tunja, Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, el senador electo Álvaro Uribe, del Centro Democrático, “toda la vida ha sido un guerrerista”.

Según el prelado católico, “Uribe quería la paz, pero a través de operativos fantásticos de las Fuerzas Armadas, no a través del diálogo”.

“Yo le ayudé mucho para entablar diálogos”, recordó Castro en entrevista con El Espectador. “Qué cosa tan fatigosa cuando la guerrilla habló de intercambio humanitario. Aunque me nombró a mí con ese propósito, quiso decirle al mundo: ‘Tranquilos, que el intercambio está en manos de la Iglesia’. Nunca estuvo en sus manos ni en su corazón”.

“Él tiene que volverse un hombre de paz y aceptar que Colombia hoy quiere que la solución llegue a través del diálogo. Trató ocho años a través de la fuerza y no lo logró. Se cogen más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre”, precisó Castro.

En respuesta, Uribe trinó que Castro le dijo en aquel entonces “que la guerrilla no aceptaba mis condiciones para el acuerdo humanitario”, condiciones que eran, rememoró, “que los guerrilleros liberados de la cárcel no regresaran a la guerrilla y fueran a Francia”.

Cuando Castro, contó Uribe, le “dijo que guerrilleros no aceptaban ir al extranjero, propuse que quedaran en reinserción con vigilancia de iglesia; no aceptaron”.

“Repetía yo que no basta con liberar unos secuestrados sino que es necesario acabar con el secuestro, por eso las condiciones” y “recordé que antes hacían intercambios, guerrilleros regresaban al delito y hacían otro secuestro, incluso más numeroso”, tuiteó Uribe.

 “La política de autoridad en la democracia es legítima y necesaria, no guerrerista”, replicó Uribe, expresando que “nunca negué el diálogo, exigí el cese de actividades criminales”, anotando que “lo nuestro era autoridad, reinserción generosa sin impunidad y política social para evitar reclutamiento (secuestro) de jóvenes” y fustigando a Castro, diciéndole que “desarticular al terrorismo en beneficio de las libertades democráticas no es guerrerismo como usted peyorativamente califica”.