El FMI "cambió" y ya no impone las programas de "ajuste estructural" que probaron ser sumamente impopulares en África y América Latina en los años 80 y 90, afirmó este sábado su directora gerente, Christine Lagarde.
"¿Ajuste estructural? Eso pasaba antes de mi mandato. No tengo idea qué es", ironizó Lagarde durante una conferencia de prensa en Washington, ante la pregunta de un periodista de Ghana sobre la "fobia al Fondo" presente en países africanos.
"Eso es algo que ya no hacemos", dijo Lagarde, desde 2011 a las riendas del Fondo Monetario Internacional (FMI), que continúa apoyando la implementación de políticas de control de gastos en los países a los que ofrece ayuda financiera, como Grecia o Portugal.
"Hay que comprender que hemos cambiado la manera en la que ofrecemos ayuda financiera, se basa realmente en la colaboración", aseguró, en momentos en que su institución se apresta a socorrer a Ucrania a cambio de que ese país implemente drásticas medidas económicas.
El Fondo tiene una "nueva cara" pero "siempre en una sociedad hay un poco de dureza", admitió. "Si el Fondo es llamado para ayudar se debe a que el país no puede tomar algunas decisiones por su cuenta, que requiere apoyo y que necesita asegurar suficiente financiamiento".
Según Lagarde, el éxito de Grecia esta semana es "claramente una señal" de que la ayuda del Fondo "funciona".
De acuerdo con esa nueva cara, el FMI ahora pide "reformas estructurales" y ya no más "ajustes".
Las palabras de la directora gerente del FMI hallaron el escepticismo de la organización no gubernamental de lucha contra la pobreza Oxfam.
"Sea cual sea el lenguaje que use, (el Fondo) sigue imponiendo recortes al gasto público que golpean más duro a los más pobres", dijo Nicolás Mombrial, directeur de Oxfam en Washington.
"Esas políticas fracasaron" y "no tienen cabida en una institución que busca seriamente reducir la pobreza extrema", afirmó Mombrial en un comunicado, llamando al FMI a "prestar más atención a las lecciones de la historia".