La FIFA anuncia si mantiene a Curitiba como sede del Mundial-2014 debido al atraso en las obras de su estadio, una decisión en la cual Brasil se juega su credibilidad como gigante emergente capaz de organizar con éxito la mayor fiesta del fútbol.
La decisión será anunciada en una conferencia de prensa en Florianópolis (sur de Brasil) a las 15h00 local (18h00 GMT), un día antes de un seminario que reunirá a los entrenadores de las 32 selecciones que participan en la Copa del Mundo que comienza en menos de cuatro meses.
Estaba previsto que el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, realizara el anuncio tras una visita al estadio mundialista de Porto Alegre este martes, pero la Federación cambió de manera sorpresiva y a último minuto la hora y el lugar del anuncio.
Un equipo técnico de la FIFA inspeccionaba en la mañana del martes las obras del estadio Arena da Baixada de Curitiba (sur), junto a representantes del Comité Organizador Local (COL) de la Copa, del gobierno federal y estatal y de la alcaldía.
El estadio más atrasado en la zona más desarrollada de Brasil
Todos los estadios de la Copa del Mundo debían estar listos antes del 31 de diciembre de 2013, a pedido de la FIFA.
Pero cuatro de ellos --Sao Paulo, Cuiabá, Manaos y Curitiba-- aún no han sido finalizados.
De todos los estadios, la situación más seria, según la FIFA, corresponde a Curitiba, una ciudad situada en el sur del país, paradójicamente la zona más rica y desarrollada de Brasil.
Cuando peleó para ser escogido como sede del Mundial, Brasil, el gigante sudamericano que sacó a 40 millones de la pobreza en una década, buscaba mostrar al mundo que puede competir de igual a igual con los países desarrollados, y dar a los 200 millones de brasileños el regalo de un sexto título mundial, esta vez en casa.
Pero en medio de atrasos en estadios, promesas incumplidas sobre infraestructura y masivas protestas callejeras que desde junio cuestionan el inmenso gasto público en el Mundial, la Copa puede representar más un fracaso que un logro para la presidenta Dilma Rousseff, que se juega la reelección en octubre.
Tras la luz roja de la FIFA, Rousseff dijo en enero estar "segura" de que Curitiba estaría listo "a tiempo".
La Arena da Baixada, con capacidad para 43.000 espectadores y un costo estimado en unos 160 millones de dólares, debe acoger cuatro partidos del Mundial. Sus obras están avanzadas en 90%, según la Secretaría de la Copa.
Los obreros que trabajan en el estadio han subido de 980 a 1.380 en los últimos días, mientras la construcción del techo y de los accesos a los vestuarios están siendo finalizados, informó el diario O Estado de Sao Paulo. Más de 15.000 asientos han sido colocados y el gramado, ya plantado, está siendo regado, añadió.
El gobierno local, optimista
"Soy optimista. Estamos cumpliendo lo acordado con la FIFA", dijo a la prensa brasileña el secretario municipal de la Copa de Curitiba, Reginaldo Cordeiro.
Un "no" a Curitiba obligaría a la FIFA a reajustar parte de su organización pues tendría que mover los cuatro partidos de la fase de grupos previstos en ese estadio: Irán-Nigeria (grupo F, 16 junio), Honduras-Ecuador (E, 20 junio), Australia-España (B, 23 junio) y Argelia-Rusia (H, 26 junio).
La FIFA ya estudia la posibilidad de trasladarlos a ciudades cercanas como Porto Alegre (sur), a 550 km de Curitiba, según versiones de prensa.
El estadio Beira Rio de Porto Alegre está "listo" para recibir más juegos del Mundial-2014 en caso de que Curitiba sea finalmente excluida del torneo, dijo el martes Maximiliano Selistre Carlomagno, un vocero del club Internacional, propietario del estadio, a la AFP.
El equipo español, que tenía previsto concentrarse y jugaría un partido de la primera fase en Curitiba, podría plantearse también cambiar de ciudad. Juega además en Salvador (noreste) y Rio (sureste).