Nuevas biografías y un sello filatélico le rinden homenaje, pero el papa emérito Benedicto XVI celebró con la mayor discreción su 90º cumpleaños en su casa de los jardines del Vaticano, antes de una fiesta bávara de este lunes.
"Celebró la Pascua como una gran festividad religiosa con la 'familia' que vive con él. En la mesa habrá sin duda algo para señalar su cumpleaños", reveló la semana pasada a algunos periodistas el padre Federico Lombardi, presidente de la Fundación Joseph Ratzinger-Benedicto XVI.
Y hoy en la tarde, unas 30 personas, entre ellas un grupo de viejos amigos, marcarán de una manera más festiva el cumpleaños con "comida tradicional y canciones bávaras", precisó su secretario personal, Georg Gänswein, a la prensa italiana. "Verá también a su hermano Georg, el mayor regalo para él", agregó.
"Se ordenaron juntos, hay entre ellos una fraternidad familiar y sacerdotal muy profunda. Se llaman por teléfono todas las noches", señaló el padre Lombardi, exportavoz de la Santa Sede.
Desde su revolucionaria dimisión hace cuatro años, el papa emérito alemán vive su jubilación en un pequeño monasterio, acompañado de cuatro religiosas y de Georg Gänswein, que también es el prefecto de la Casa Pontificia.
Una larga celebración del Domingo de Pascua en la plaza de San Pedro, junto al papa Francisco, ya no está en el orden del día para Benedicto XVI, frágil a pesar de que goza de buena salud para su edad.
"Es una vejez admirable", señala el padre Lombardi, quien elogia la "lucidez perfecta, la memoria y la reflexión" del papa emérito.
"Físicamente, es una persona de 90 años sin enfermedades particulares, con una fragilidad debida a la edad", agrega y precisa que da todavía cortos paseos por los jardines del Vaticano ayudándose, a veces, de un andador.
Celebra misa todas las mañanas para su "familia" del monasterio y continúa preparando cuidadosamente una homilía para los días de celebración, explica