LOS AMANTES de la literatura colombiana hoy le dan el último adiós a Fernando Soto Aparicio, escritor, poeta y guionista boyacense nacido hace 83 años en Santa Rosa de Viterbo, Boyacá. El maestro dejó este mundo ayer en la mañana a causa de un cáncer gástrico que lo aquejaba hacía varios años.
En 1950 publicó su primera novela, Voces en silencio. En 1961 obtuvo el premio Selecciones Lengua Española con La rebelión de las ratas, uno de sus trabajos más conocidos, en donde expresa cómo la violencia, la injusticia y las desigualdades sociales cruzan transversalmente su extensa creación y se ven con especial crudeza. También fue premio Casa de las Américas.
Entre su prolífica obra, que abarca más de treinta títulos, se encuentran novelas, libros de poemas, cuentos, literatura infantil y juvenil, ensayos, obras de teatro y guiones para cine y televisión.
Otros de los reconocimientos que recibió en vida fueron un premio internacional en Popayán con su novela Los aventureros, el Premio Casa de las Américas en 1970 y Premio Ciudad de Murcia en 1971.
La extensa obra de Fernando Soto Aparicio cubre los más variados géneros, aunque se focaliza fundamentalmente en la narrativa y la poesía. Sus temas habituales se relacionan con los conflictos históricos y sociales que arrastra Colombia; sus obras, en una línea realista, denuncian implícitamente la violencia, la injusticia y las desigualdades sociales.
Su cercanía a los conflictos sociales, religiosos y políticos lo señaló un testigo de excepción de la historia de América, cuyos hombres y mujeres, con toda su problemática, son los protagonistas de su obra, parte esencial del gran patrimonio de nuestro país. Soto Aparicio incursionó también en el lenguaje audiovisual a través del cine y la televisión. Esto lo convirtió en uno de los escritores más prolíficos y más completos de la América Hispana de la actualidad.
En su trabajo como guionista para la televisión, que desarrolló durante 14 años, también reflejó de manera incansable su posición crítica y denunciante. Un ejemplo de eso es el guion que creó para el ciclo Revivamos Nuestra Historia, titulado Esclavo de Esclavos.
Estas obras son las que definen a este autor que considera que el escritor debe ser la voz muda del pueblo. También dice que los autores deben pasar del acto reflexivo a la acción social real. Su mensaje omnipresente, también insta al pueblo a la realización personal y colectiva, mediante la lucha por sus derechos civiles.
Su último trabajo, Bitácora del agonizante, es un libro de poemas en el que habla de su enfermedad.
Escribió, además, Mientras llueve, Solamente la vida, El espejo sombrío, La sed del agua, Proceso a un ángel, Viaje al pasado, Después empezará la madrugada, Viva el ejército, Viaje a la claridad, La siembra de Camilo, Mundo roto, Cartilla para mejorar el mundo, Solo el silencio grita, Y el hombre creó a Dios, La agonía de una flor, La noche del girasol, La cuerda loca, Todos los ríos son el mismo mar, Puerto Silencio, Camino que anda, Los funerales de América, Los hijos del viento, Hermano hombre, Al fajuego, Las ratas reveladas, Guacas y guacamayas, Héroe antes de los doce años, Pedro Pascasio y La última guerra de los sexos.
Sus seguidores se enteraron de su padecimiento en noviembre del 2015, luego de que posteará en su página oficial de Facebook: "Me ha tocado (no en suerte; tampoco sé si en desgracia) una de esas enfermedades irreversibles y perversas (un cáncer agresivo y cruel). Este tiempo lo he dejado plasmado en Bitácora del agonizante como testimonio poético de mi paso por el dolor. Yo, como todos los seres humanos, amanezco siempre con un día menos de vida, pero voy a vivir hasta el último instante, hasta el aliento final. Esta es mi respuesta a las preguntas que se han suscitado desde muchos de mis contactos en Facebook. Gracias por sus buenos deseos, gracias por sus oraciones, gracias por toda la energía Universal conque me rodean... y un abrazo bien fuerte (porque el cáncer no es contagioso)".