El fallo inhibitorio de la Corte Suprema dentro del proceso que por farc-política le seguía al senador vallecaucano Alexander López, del Polo Democrático, ha abierto el debate sobre la diferencia de esa causa judicial con la de la parapolítica.

Al cierre de esta edición, el ex presidente Álvaro Uribe no se había pronunciado, pero sobre el caso del ex representante Wilson Borja trinó que mientras “los inocentes a la cárcel, las pruebas de terroristas se desestiman” y que “las Fuerzas Militares encuentran los computadores a los terroristas, la justicia los desestima”.

Reiterando la eterna crítica a la Corte sobre la diligencia con que avanza en la parapolítica y lo nada que procede con la farc-política, Uribe escribió que “se reciben testimonios de prófugos y criminales” para lo uno, pero “se desestiman escritos de terroristas” para lo otro.
Según Uribe, la Corte “nos condena por abatir al secuestrador Reyes e impunes” quedan “quienes le colaboraban”, añadiendo: “en qué quedamos si la justicia se politiza”.

Para quienes han sido procesados por ese tema, todo no es más que un montaje. Carlos Lozano, director del semanario Voz, investigado por aparecer mencionado en algunos archivos encontrados en los computadores decomisados en el campamento donde fue abatido Luis Edgar Devia, alias Raúl Reyes, ha sostenido desde el principio que la farc-política “no deja de ser una cortina de humo en las actuales circunstancias”, refiriéndose al momento más caliente de la parapolítica.

La pretensión de Uribe de equiparar parapolítica y farc-política fue rebatida en su momento por la analista Claudia López, para quien mientras “las Farc controlan más territorio que población”, los “paras en cambio dominan más población que territorio y tenían el caudal, las conexiones y las alianzas que les permitieron poner 35 por ciento del Congreso, gobernadores y determinar Presidente. Farc-política y parapolítica son criminales, pero son muy diferentes”.