La guerrilla de las Farc propuso la "inmediata aplicación" de un acuerdo parcial sobre drogas ilícitas alcanzado hace un año con el gobierno, en medio de una polémica sobre el uso de pesticidas para eliminarlos.
"Las FARC tienen la absoluta disposición para contribuir en la aplicación" del acuerdo parcial suscrito el 16 de mayo de 2014, que prevé la sustitución voluntaria de cultivos de marihuana, amapola y hoja de coca en Colombia, dijo a la prensa el comandante guerrillero Joaquín Gómez.
"Pensamos que si de verdad quiere contribuir a La Paz de Colombia (...) (se) debería propender por que el acuerdo parcial de La Habana en esta materia, tome inmediata aplicación en el territorio nacional", añadió.
La controversia sobre el uso de glifosato para fumigar cultivos ilícitos ha causado divisiones en el gobierno de Colombia, luego de que el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, defendiera su uso después de que el titular de Salud, Alejandro Gaviria, recomendara el lunes dejar de emplearlo.
Gaviria hizo su apreciación luego de conocer que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtiera que es probable que el glifosato sea un agente cancerígeno.
El procurador general colombiano, Alejandro Ordóñez, un crítico de las negociaciones de paz de La Habana que defiende el uso del glifosato, pidió que sea convocado el Consejo Nacional de Estupefacientes para discutir este asunto.
Ambas delegaciones de paz han coincidido en que el "narcotráfico ha alimentado el conflicto" armado que ha desangrado a Colombia.
La suspensión del uso de glifosato es una vieja demanda de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), una guerrilla rural que está negociando con el gobierno en La Habana desde noviembre de 2012 para poner fin a un conflicto de medio siglo, que ha dejado 220.000 muertos y medio millón de desplazados.
Aunque el cese de las fumigaciones con químicos ya fue consensuado por ambas partes en mayo de 2014, cuando cerraron la discusión sobre drogas, la decisión no ha sido instrumentada porque estas negociaciones se basan en el principio de que "nada está acordado hasta que todo esté acordado".
Las partes resolvieron entonces poner en marcha un programa de sustitución de cultivos de marihuana, amapola y hoja de coca; y sólo recurrir a la "erradicación" forzada donde haya resistencia de los campesinos. En cualquier caso, su eliminación se haría con medios "manuales" y no con químicos.