La guerrilla de las Farc, que mantiene un cese al fuego bilateral con el gobierno en el marco del proceso de paz, negó que disidentes de esa organización estén involucrados en un presunto incidente armado en el suroeste del país.
"No hay ninguna disidencia en las Farc, no es cierto que unos sean de un frente y otros de una columna, eso es absolutamente mentira", dijo el comandante guerrillero Marcos Calarcá en rueda de prensa en Bogotá.
El insurgente se refirió a un supuesto ataque de miembros de las Farc a un grupo disidente en el municipio de Tumaco, cerca de la frontera con Ecuador, denunciado por medios locales y en el que habría fallecido un número indeterminado de rebeldes.
Calarcá sostuvo que el Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MM&V) del cese al fuego y hostilidades, integrado por representantes del gobierno, de las Farc y de las Naciones Unidas, está "adelantando una investigación" al respecto.
El organismo tripartito afirmó el jueves en un comunicado que indagaba sobre el "presunto incidente", que se suma al ocurrido el domingo cuando, según el gobierno, dos guerrilleros de las FARC murieron en el departamento de Bolívar (norte) en "combates" con el Ejército, versión desestimada por los rebeldes.
El grupo insurgente pidió un peritaje forense para determinar si "realmente hubo combate", en la que fue la primera violación documentada del alto el fuego entre las partes vigente desde agosto.
El gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, principal y más antigua guerrilla del país, alcanzaron el sábado un nuevo acuerdo de paz, luego de que el original -firmado el 26 de septiembre- fuera rechazado en un plebiscito el 2 de octubre.
Para que pueda implementarse, lo pactado debe ser refrendado en un mecanismo por definir, aunque el presidente Santos ha dicho que sería a través del Congreso.
Tumaco, un municipio portuario del departamento de Nariño, es una región fuertemente azotada por la conflagración interna por su ubicación estratégica que es utilizada como ruta del narcotráfico.
Colombia registra más de 260.000 muertos en medio siglo de violencia fratricida, que ha involucrado a guerrillas, paramilitares y agentes de la fuerza pública.