La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), ofreció su conocimiento y experiencia "técnica" para ayudar a Colombia en la fase del postconflicto, indicaron este viernes fuentes de la entidad internacional.
"El conflicto armado equivale al hambre, a la inseguridad alimentaria. Apoyo todos los esfuerzos de Colombia para alcanzar la paz", escribió en un tuit el director general de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva, quien celebra una visita a Colombia.
La agencia especializada de Naciones Unidas, con sede en Roma, que desde 1945 estudia y elabora planes en todo el mundo encaminados a erradicar el hambre, ofreció a Colombia ante todo su experiencia y "liderazgo técnico" para fijar políticas tras el largo conflicto de más de 50 años que azota a Colombia.
"Sabemos que el momento inmediatamente después de la firma de los acuerdos es el más difícil, el más frágil", comentaron en Roma a la AFP fuentes de la FAO.
Además de combatir el hambre con programas específicos, la FAO quiere promover en ese país andino un desarrollo rural sostenible que tenga en cuenta "una mejor tenencia de la tierra" y un mayor "acceso a los mercados", explicó.
"Hay un vínculo entre paz y seguridad alimentaria, no hay seguridad alimentaria sin paz. Es el binomio con el que FAO trabaja", añadió.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, durante su primera visita a la FAO en junio pasado, reconoció que "la paz debe empezar en el campo", destacando el enorme potencial de su país en la producción de alimentos y el papel central que juegan los agricultores familiares para lograrlo.
La agencia elaboró un documento con sus recomendaciones y estrategias para fortalecer el postconflicto, el cual será entregado a las autoridades colombianas.
El gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) se comprometieron a sellar el próximo 23 de marzo, a más tardar, un acuerdo definitivo para poner fin al conflicto interno.
El conflicto colombiano, que comenzó como una sublevación campesina hace más de medio siglo, deja unos 220.000 muertos y seis millones de desplazados.