La Defensoría del Pueblo constató que además de los atentados protagonizados por la guerrilla, hay múltiples perforaciones artesanales en los oleoductos, que generan contaminación en los afluentes y la vegetación en el municipio de Tumaco.
En una inspección realizada por la Delegada para los Derechos Colectivos y del Ambiente por las riberas de los ríos Mira, Rosario y Caunapí, se encontró que además de los ataques con explosivos ocurridos entre el 4 y el 6 de noviembre en el casco urbano de la población y en la vereda Guayacana por donde pasa el oleoducto Trasandino, manos inescrupulosas practican frecuentes perforaciones en la tubería, ocasionando un grave impacto sobre el ecosistema.
Las observaciones de la delegación constataron la presencia de crudo en las fuentes hídricas y la vegetación, justo en zonas donde hay varias viviendas, y en algunos casos instituciones educativas. De hecho, una aproximación previa elaborada por la Gobernación de Nariño y la Dirección Administrativa para la Gestión del Riesgo de Desastres, estimó una afectación para 2.700 familias de los sectores circundantes como consecuencia de este fenómeno.
La entidad pudo constatar que las extracciones ilegales artesanales de crudo se realizan mediante la instalación de llaves improvisadas con brocas de tungsteno, desde las cuales salen mangueras que conducen el combustible hurtado hacia sitios donde se lleva a cabo un proceso básico de refinación, a través de la unión de 14 o 15 canecas de 55 galones, donde calientan el crudo. Allí, las sustancias volátiles se evaporan y los residuos más pesados son depositados en piscinas abiertas sin ningún tipo de manejo.
Según la Corporación Autónoma Regional de Nariño (Corponariño), de cada 10 derrames de petróleo, nueve obedecen a las llaves artesanales y uno a los atentados de los grupos armados ilegales.