Expulsado falso cardenal que se infiltró en el Vaticano | El Nuevo Siglo
Lunes, 4 de Marzo de 2013

El australiano Ralph Napierski vestía un sombre negro y una bufanda que simulaba una faja episcopal.

Según reveló el diario 'La Stampa', el sujeto fue descubierto poco tiempo después porque su sotana era un poco más corta que la de los demás cardenales  y fue expulsado del lugar.

Al parecer no es la primera vez que Napierski ha burlado las costumbres vaticanas. Ya había falsificado documentos que lo acreditan como obispo y creó el Corpus Dei, una organización por internet que se burla de la Iglesia y sus dogmas.

Por otro lado, en total 142 cardenales participaron en el Vaticano en un clima de "diálogo franco" a las llamadas "congregaciones", las asambleas para preparar el cónclave e identificar al favorito para suceder a Benedicto XVI, el cual deberá asumir los retos de una Iglesia sacudida por escándalos y controversias internas.

"Queremos saber lo que pasa en el Vaticano, en el conjunto de su organización central de la Iglesia que ha estado sacudida en estos tiempos", declaró a la prensa el purpurado francés Philippe Barbarin, al término de la sesión de la mañana.

En esas reuniones claves para el futuro de la Iglesia, pueden participar todos los cardenales del Colegio Cardenalicio , en total 207, tanto los electores, es decir con derecho a voto por tener menos de 80 años, así como los ancianos.

Algunos purpurados llegaron a pie e ingresaron por una de las entradas laterales del Vaticano para la primera congregación, que inició a las 09h00 de las mañana (08h00 GMT) en la Sala del Sínodo.

"Si queremos tomar decisiones buenas, tenemos que informarnos mejor sobre algunos temas", reconoció a la prensa el cardenal sudafricano Wilfrid Napier, sin evitar abordar el tema más delicado que ronda: el escándalo llamado Vatileaks, sobre las intrigas de sexo, dinero y poder dentro de la Curia Romana.

La mayoría de los purpurados electores, 103 de un total 115 electores, asistieron a la primera congregación. Entre los ausentes figuraba el cardenal español Antonio Maria Rouco Varela, arzobispo de Madrid.

Los cinco cardenales españoles con derecho a voto son considerados claves por sus estrechos lazos con los 19 latinoamericanos, ya que constituyen casi un solo bloque, con un poco más de un quinto de los votos del cónclave.

"Están por llegar los cardenales que faltan, doce", precisó el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.

Los cardenales deberán fijar la fecha del cónclave, pero ello será posible sólo con todos presentes.

"Vamos a tomarnos el tiempo necesario para definir el tipo de Papa que necesitamos. Quisiera que fuera polígloto, hombre de fe y de diálogo. Podría ser joven pero no necesariamente. Seguramente deberá encarar los problemas de la Curia", aseguró el arzobispo de París, André Vingt-Trois.

La ausencia del cardenal británico Keith O'Brien, quien admitió haber tenido un "comportamiento sexual inapropiado", pesa como una espada de Damocles en la jerarquía de la Iglesia Católica.

Según el portavoz del Vaticano, todos los temas serán abordado por los cardenales, los cuales tienen la libertad de encarar los asuntos que estimen, precisó.

En la primera sesión intervinieron 13 cardenales, con apuntes "breves, densos y precisos" sobre "la organización de los próximos días".

Los llamados "príncipes de la Iglesia" acordaron escribir un mensaje al "Papa emérito", que se conocerá cuando sea redactado en los próximos días.

A Benedicto XVI, respetado teólogo, quien desde el jueves se encuentra aislado del mundanal ruido en la residencia veraniega de Castel Gandolfo, a las afueras de Roma, le reprochan su incapacidad para reformar el gobierno central, acosado por las intrigas internas.

Para el cardenal español Carlo Amigo Vallejo, "Vatileaks es mucho ruido por nada, son simples problemas de organización", dijo. El prelado sostiene que "los católicos africanos no se preocupan de nuestros pequeños problemas sobre la vida interna de nuestra organización".

"Tenemos que tener una mirada más universal", insistió por su parte Barbarin, quien considera clave que la jerarquía máxima de la Iglesia conozca y se concentre en los problemas que inquietan a los católicos de Europa, Asia, América Latina.

"Tenemos que trabajar bien para los días que vendrán", observó.

Los 142 cardenales juraron primero todos juntos y, posteriormente, cada uno personalmente con la mano sobre el Evangelio respetar el silencio sobre la elección del Papa, pero no sobre los demás asuntos.

Los que faltan, lo irán haciendo a medida que vayan llegando.

Esas reuniones permiten a los cardenales de todos los rincones del mundo de conocerse personalmente.

Para 67 de ellos se trata del primer cónclave en el que participan. Es el caso del colombiano Rubén Salazar, quien recibió el título cardenalicio en noviembre pasado.

Tanto vaticanistas como expertos en asuntos de religión consideran indispensable una descentralización del gobierno de la Iglesia, una reforma profunda que acabe con las ambiciones de carrera y de poder de numerosos curas.

Para Andrea Torniello, del diario La Stampa, los cardenales están divididos, entre aquellos enmarañados con el poder en la Curia Romana y los que trabajan codo a codo con las bases en todo el mundo.

Para remplazar al Papa que renunció, que dirija la Iglesia en un momento de crisis por los escándalos internos y la falta de vocaciones, no hay un candidato favorito.

Por cerca una semana, los cardenales, entre electores y mayores de 80 años, debatirán sobre el presente y futuro de la Iglesia, pero también sobre el perfil del nuevo Papa.

Aunque está prohibido hacer campaña, ya se perfilan algunos nombres y grupos entre el colegio cardenalicio.

En la lista de más citados como papables figuran el italiano Angelo Scola, el austríaco Christoph Schönborn, el húngaro Peter Erdö, el estadounidense Sean O'Malley, el canadiense Marc Ouellet, el brasileño Odilo Scherer, el ghanés Peter Turkson y el filipino Luis Antonio Tagle.

Según los expertos, es muy probable que el futuro Papa provenga del hemisferio Norte, aunque una personalidad del Sur podría ser el emblema de la renovación para marcar un antes y un después en la Iglesia católica.