La llegada a Marte del explorador Curiosity, un vehículo robótico no tripulado de 2.500 millones de dólares, el más sofisticado de los que ha enviado la NASA a ese planeta, ratifica la supremacía de Estados Unidos en la carrera espacial.
La misión tiene como propósito principal comprobar si existieron posibilidades de habitabilidad, o en el futuro podrían darse condiciones de albergar vida. En los últimos años se ha concentrado la atención en ese mundo que hace parte de nuestro sistema solar; es el objetivo prioritario del programa espacial de la NASA. Las naves anteriores, Viking I yII y los robots Sprint y Opportunity se enfocaron en la búsqueda de agua, Curiosity indagará sobre rastros de vida en los próximos dos años.
El amartizaje de Oportunity es un avance extraordinario de la ciencia y un paso clave en la meta de enviar astronautas al planeta rojo en 2030.
En el momento que se confirmó el descenso de Curiosity en el suelo marciano, luego de haber recorrido 570 millones de kilómetros desde la Tierra, el júbilo fue indescriptible en la sala del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la agencia espacial estadounidense en Pasadera (California).