Colombia lo tiene claro: aunque el histórico acuerdo de cese al fuego con las Farc dejó a la mano la paz con esa guerrilla, la negociación con el ELN, segundo grupo rebelde, hasta ahora esquiva, es crucial para acabar con el conflicto armado.
Periodistas, intelectuales y diplomáticos extranjeros han puesto la mira en el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista) y en la necesidad de un diálogo formal del gobierno de Juan Manuel Santos con esa guerrilla, como se había anunciado a fines de marzo.
"Reflectores sobre el ELN", tituló su editorial del lunes el diario El Tiempo, advirtiendo que después del acuerdo sellado en La Habana la semana pasada entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno para acabar con más de medio siglo de confrontación, la dirigencia del ELN debe tomar "una decisión trascendental".
"O retoma el sensato camino del entendimiento o tendrá que ser sometida por las fuerzas del Estado, que no puede permitir que mientras llega a un acuerdo histórico con un grupo armado (...) otro tome aire", aseguró el diario.
El ELN y el gobierno anunciaron el 30 de marzo la próxima instalación de un diálogo formal tras dos años de pláticas secretas. Sin embargo, aún no se concreta porque Santos pide que esa guerrilla abandone primero las operaciones de secuestro y los rebeldes se niegan a hacer "gestos unilaterales".
En mayo, el ELN mantuvo a tres periodistas varios días secuestrados, aumentando su imagen negativa.
"El ELN no era una fuerza con tanta resistencia en la opinión como las FARC y es un error que insista en el secuestro. Es importante que no se quede afuera de la paz, porque si no queda como blanco principal de la fuerza pública y somete a mucho riesgo a sus guerrilleros y los civiles en sus zonas", dijo a la AFP León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación.
Para Valencia, desmovilizado del ELN en los 1990, "el gobierno tiene mucho interés en que el ELN entre en las negociaciones, entre otras cosas porque es una preocupación para los farianos (miembros de las FARC), porque cuando una guerrilla se queda en la guerra, lo primero que hace es agredir a la que se va y copar sus zonas".
El mismo ELN advirtió que la confrontación con otros grupos armados planteará "una gran dificultad para la implementación" del cese al fuego bilateral con las FARC, al que pidieron sumarse antes de sentarse a negociar.
El gobierno no ha respondido a esa petición y fuentes cercanas al proceso recordaron a la AFP que la condición sigue siendo la misma que ha reiterado Santos: que renuncien al secuestro.
- "Paz completa" -
Al acordarse el cese al fuego con las FARC, que entrará en vigencia tras la firma del acuerdo final, intelectuales colombianos publicaron una carta abierta al ELN para decirle que "se abre una oportunidad inmejorable" para que sea "otro protagonista de la paz".
Esta semana, la plataforma "Por una paz completa", que persigue precisamente la apertura del diálogo con el ELN, se reunió con diplomáticos extranjeros para discutir formas de impulsar esa negociación.
La cita fue en la Misión de la OEA en Apoyo al Proceso de Paz (MAPP), cuyo jefe, Roberto Menéndez, dijo que una paz completa requiere sumar al ELN y también "transformaciones", "participación social" y "esfuerzos conjuntos".
"Estamos comprometidos a acompañar esos esfuerzos", aseguró Menéndez en la reunión a la que asistieron los embajadores de Brasil, Reino Unido y Chile, así como otros representantes diplomáticos y líderes de opinión.
El sacerdote jesuita Francisco de Roux, firmante de la carta de intelectuales y asistente a esa reunión, exhortó a "todas las instancias posibles de la sociedad civil" a pedir que comiencen las negociaciones. "En estas cosas el ELN es muy sensible y está a la espera del clamor ciudadano", dijo de Roux a Caracol Radio.
Por su estructura, negociar con las FARC no es lo mismo que con el ELN, que debe consultar internamente cada decisión que toma porque su cúpula no es tan poderosa, según De Roux y Valencia.
"Solo con el ELN en la negociación, la paz política está garantizada", aseguró Valencia, aunque advirtió que el reto siguiente es someter al crimen organizado para reducir "la violencia de manera radical y definitiva".
Colombia vive un conflicto que ha enfrentado desde hace más de 50 años a guerrillas, paramilitares y agentes del Estado, dejando un saldo de alrededor de 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados.