El exjefe de gabinete de Lula, José Dirceu, exjerarcas del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y otros condenados por corrupción por haber sobornado a legisladores a cambio de votos en un histórico juicio se entregaron a la policía brasileña.
Dirceu llegó hasta la sede de la Policía Federal de Sao Paulo en la noche del viernes, constató un fotógrafo de la AFP.
"Aún preso, permaneceré luchando para probar mi inocencia y anular esta sentencia espuria", comentó en una nota el exbrazo derecho del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), que aseguró que fue condenado sin pruebas.
Poco antes se había entregado el diputado expresidente del PT (izquierda) José Genoíno, que entró en la comisaría desafiante, con el brazo en alto y lanzando vivas a su partido.
El extesorero del PT, Delubio Soares, hará lo propio el sábado, según dijo su abogado a la prensa.
Por el momento, el Supremo Tribunal Federal (STF) ha dispuesto la detención de 12 de los 25 condenados en el marco del "mensalao". De estos, nueve han acudido voluntariamente a dependencias policiales del país.
Entre estos últimos está el empresario Marcos Valerio, sindicado como operador del "mensalao" y sobre el que pesan 37 años de cárcel.
Dormir en la cárcel
Pese a la orden de detención, como los años de condena por corrupción activa son inferiores a ocho, los jerarcas condenados pueden acceder al régimen de cárcel semiabierto, mediante el cual sólo deben dormir en prisión.
Dirceu, por ejemplo, fue sentenciado a siete años y 11 meses de cárcel por el delito de corrupción, mientras Genoíno fue condenado a cuatro años y ocho meses y Soares a seis años y ocho meses por el mismo delito.
La Policía Federal informó que la prisión será cumplida en Brasilia. Los detenidos en otras ciudades, como Dirceu y Genoíno, serán trasladados por avión al Distrito Federal.
Dirceu, Genoíno y Soares, así como otro grupo de sentenciados, aún tienen pendiente un juicio por asociación ilícita para delinquir, para el cual les fue aceptado un nuevo proceso.
Este tema será evaluado por el STF el próximo año y, de ratificarse su culpabilidad, podría variar su régimen a encarcelamiento efectivo.
En el caso de Dirceu, por ejemplo, la asociación ilícita le podría sumar dos años y 11 meses a su condena y enviarlo a prisión día y noche.
Al igual que Dirceu, Genoíno, el primero de los condenados en entregarse, difundió una carta a la prensa alegando su inocencia. "Con indignación cumplo las decisiones del Supremo Tribunal Federal (STF) y reitero que soy inocente", sostuvo.
"Fui condenado porque estaba ejerciendo la presidencia del PT. De lo que me acusan, no existen pruebas", añadió.
Afirmó que su proceso fue una operación mediática que estuvo marcada por injusticias, y dijo que se considera un preso político.
En la puerta de la sede policial, una decena de personas lo aguardaba y algunos de ellos lo aplaudieron.
En una nota de prensa, el izquierdista Partido de los Trabajadores -al cual pertenece la presidenta Dilma Rousseff- consideró que la ejecución inmediata de las penas, cuando aún hay recursos pendientes de ser evaluados, atenta contra el principio de amplia defensa.
"Consideramos el juicio injusto (...) El PT reitera su convicción en que ninguno de nuestros miembros compró votos en el Congreso", insistió.
Otros condenados se entregan
También se entregaron a la policía este viernes varios de los condenados en el pago de sobornos a legisladores de la coalición entre 2003 y 2005, al inicio del primer gobierno de Lula, un escándalo conocido como "mensalao" que casi cuesta el poder al expresidente.
Entre ellos figuran Katia Rabello, expresidenta del Banco Rural (condenada a 14 años); Jacinto Lamas, extesorero del Partido Liberal (PL, cinco años); y Romeu Queiroz, exdiputado del Partido Laborista Brasileño (PTB, seis años), además de dos socios de la empresa que funcionó como operadora del "mensalao".
Por su parte, Roberto Jefferson, exdiputado y quien delató el sistema de corrupción, juntaba sus cosas para entregarse, según confirmó a la prensa su abogado, aunque su orden de detención aún no ha sido emitida.
El presidente Lula, que vio tambalear su gobierno por este escándalo, siempre declaró su inocencia y logró mantenerse al margen. Incluso fue reelecto en 2006 y dejó el poder en 2010 con niveles de popularidad históricos.