Estrenan ‘chapa’ cuatro colectividades | El Nuevo Siglo
Jueves, 13 de Febrero de 2014

Cuatro partidos y movimientos políticos que participarán en los comicios legislativos de marzo próximo, lo hicieron con otro nombre en iguales elecciones de 2010, cuando obtuvieron buenos resultados en términos generales. Consideran que este cambio no los afectará en las urnas, pues ya habría sido asimilado por sus simpatizantes.

Se trata de la Alianza Social Independiente (ASI), que antes se llamó Alianza Social Indígena; el Partido Opción Ciudadana, que era el Partido de Integración Nacional (PIN), la Alianza Verde, que se denominaba Partido Verde y el Movimiento Afrovides-La Esperanza de Un Pueblo, hoy Movimiento Político Cien por Ciento por Colombia.

Esta situación contrasta conlos partidos tradicionales Conservador y Liberal con sus más de 160 años de historia en Colombia, que han mantenido ese nombre con leves cambios como la inclusión de la palabra colombiano.

Incluso, los partidos Cambio Radical, el Partido de La U y el Polo Democrático Alternativo, cuya aparición se ubica a mediados de la década pasada, han mantenido su nombre sin variación alguna.

El nombre de un partido y movimiento político es uno de sus activos más importantes, pues podría emularse a lo que representa una marca en el mundo de los negocios, que sirve para posicionar y dar respaldo a un producto.

Sin embargo, el mundo de la política es cambiante y más en nuestro país a partir de la Constitución Política de 1991 y las subsiguientes reformas políticas, que abrieron mayores espacios de participación política, hasta antes marcada por el bipartidismo.

En ese sentido a principios del presente siglo la proliferación de colectividades alcanzó una cifra récord superior a los 70, produciéndose un efecto contrario al deseado, pues surgieron los llamados partidos de garaje por medio de los cuales muchos políticos se dedicaron a crear empresas electorales con el ánimo de obtener beneficios con cargos de representación popular, antes que el de generar espacios doctrinarios organizados y democráticos como deben ser los partidos.   

 

Metamorfosis

La Alianza Social Indígena pasó a denominarse Alianza Social Independiente luego de un largo debate interno en la colectividad por la palabra ‘indígena’ con el que se dio a conocer, pues surgió el planteamiento que la misma no se justificaba teniendo en cuenta que no es un movimiento indigenista propiamente dicho sino que si bien el ejercicio de la autonomía de los pueblos indígenas fue uno de los objetivos que inspiraron la creación de la ASI en el año 1991, también está la construcción de una nación multiétnica y pluricultural.

En 2009 esta formación política había intentado cambiar su nombre, pero esta decisión no fue aprobada por el Consejo Nacional Electoral, aduciendo que fue tomada solo por la dirección nacional de la colectividad.

Finalmente en julio de 2011, la asamblea nacional de la colectividad aprobó el cambio de nombre, aunque la discusión no fue fácil porque sectores indígenas de la colectividad de regiones como el Cauca y La Guajira se opusieron en todo momento a que la palabra ‘indígena’ desapareciera de dicho nombre, aunque al final esta postura fue derrotada en la asamblea nacional.

Con el nombre de Alianza Social Independiente ya afrontó unos comicios, las regionales de octubre de 2011, lo que en cierta forma aminoraría el impacto que significaría estrenarlo en las elecciones parlamentarias del 9 de marzo próximo.

Por su parte en el año 2009, la Convención del Partido Convergencia Ciudadana decidió fundar el Partido de Integración Nacional (PIN) con la misma personería, en una clara maniobra de cambio de imagen porque el primero fue fuertemente golpeado por la parapolítica, al punto que su fundador Luis Alberto Gil fue condenado por este motivo.

Sin embargo, el año anterior la colectividad como parte de su estrategia para los comicios de 2014 opta nuevamente por cambiar de nombre y pasa a llamarse Partido Opción Ciudadana. Bajo la denominación PIN no le fue mal en los comicios de hace cuatro años,  pues logró 9 curules en Senado y 11 en Cámara.

No obstante, la colectividad en el actual Congreso no fue tenida en cuenta para hacer parte de la coalición de gobierno a pesar de que en términos generales respaldó los proyectos del presidente Santos, en una clara retaliación por los casos de parapolítica que afectaron a varios de sus parlamentarios durante el periodo 2006-2010, quienes fueron investigados y condenados por este motivo, y porque avaló a algunos familiares de éstos resultando elegidos para el actual Parlamento.

Dicho tratamiento ha sido rechazado por Opción Ciudadana argumentando que la parapolítica es un fenómeno que afectó a la mayoría de partidos, incluso, a otros en mayor medida, como sucedió con los partidos Liberal, La U y Conservador.

El copresidente de Opción Ciudadana, Ángel Alirio Moreno, le dijo a EL NUEVO SIGLO que  espera que el nuevo nombre de la colectividad sea asimilado de buena forma en los próximos comicios. “No deja de afectar porque el cambio de la imagen institucional requiere un trabajo de marketing, pero aspiramos a que la afectación sea positiva, que este cambio de nombre haya impactado de manera positiva tanto a los electores que han mantenido su afinidad con el Partido como a la opinión colombiana”.

 

 

Alianza Verde

En septiembre pasado el Partido Verde y el movimiento Progresistas de Gustavo Petro sellan una alianza que fue registrada ante el Consejo Nacional Electoral con el nombre de la Alianza Verde.

Esta alianza se fundamenta en el ejercicio ético de la democracia, la defensa de la Constitución de 1991, el compromiso con la búsqueda y construcción de la paz, el respeto y realización de los derechos humanos y ambientales. Se proclama en lucha abierta por la transparencia, contra la corrupción y el clientelismo, señalaron dichas colectividades en esa oportunidad.

El senador José Félix Valera, quien fue elegido en los comicios de 2010 por el Partido Verde, indicó  a EL NUEVO SIGLO sobre la alianza que “eso obedece a una necesidad de salvar el umbral, y ese acuerdo más que un proyecto alternativo, obedece en un principio a la necesidad de salvar el umbral”.

A pesar de ello, el Parlamentario costeño dijo que se trató de salvar la matriz del concepto verde. “Lógicamente a uno le hubiese gustado mantener toda la estructura y que siguiera siendo el Partido Verde”.

Valera espera que el cambio de nombre no se vea reflejado negativamente en las urnas. “Aspiramos a que la gente siga identificándose primero con el girasol y segundo con el color verde”.

Por su parte el concejal de Bogotá y copresidente de la Alianza Verde, Antonio Sanguino, le dijo a este Diario que “lo único que hubo fue el cambio de la palabra partido por alianza, pero en general tanto el logo como el espíritu de la Ola Verde, el símbolo del girasol, el color verde y el nombre se mantienen. Al contrario, lo que puede pasar es que fortalezcamos esa imagen corporativa y esa imagen del Partido con la llegada de los amigos de Progresistas”.