En lo corrido de este año, en el marco de la implementación de una reforma a la salud, aprobada en el Concejo capitalino el pasado mes de abril por iniciativa de la Administración de Enrique Peñalosa, los indicadores de salud de los bogotanos vienen en un franco deterioro. Las cifras provienen de fuentes oficiales y de la propia Secretaría de Salud y del Instituto Nacional de Salud.
Según lo denunció ayer el concejal Antonio Sanguino, “en lo corrido de este año y bajo la responsabilidad del Secretario de Salud de Bogotá, Luis Gonzalo Morales, en el marco de la implementación de una reforma a la salud, aprobada en el Concejo capitalino el pasado mes de abril por iniciativa de la Administración de Enrique Peñalosa, los indicadores de salud de los bogotanos vienen en un franco deterioro”.
Sanguino señaló que “mientras que por el no suministro de medicamentos se presenta un incremento del 51%, las dificultades para acceder a los servicios de salud aumentaron en un 89% y en un 3.5% la no prestación oportuna de los servicios. Ello revela un aumento de las barreras tecnológicas, administrativas y geográficas para el acceso de los ciudadanos al sistema de salud de la ciudad”.
El Concejal reveló cifras que dejan en entredicho la situación de los niños de la capital, “para quienes piensan que los niños mueren de hambre solo en la alta Guajira o en el Chocó, hay que decirles que esa vergonzosa realidad también ocurre en Bogotá. Según la herramienta Sivigila del Instituto Nacional de Salud, en lo corrido del año se registran 12 niños muertos por desnutrición. Mientras que la mortalidad por EDA (Enfermedad Diarreica Aguda), de niños entre cero y cuatro años pasó de 2 a 6 casos, la mortalidad por IRA (Infección Respiratoria Aguda) aumentó en 10 casos, llegando a 123 niños muertos y la morbilidad materna extrema llegó a la fecha a 5.656 casos, con un aumento del 33%, respecto al año 2015”.
“Una revisión al tiempo para el otorgamiento de citas de consulta externa en los hospitales de El Tunal, Suba, Bosa, Centro Oriente y Kennedy, cuya reducción fue otra de las promesas de la reforma de Morales, indican un aumento inocultable en todos los servicios. A ello se agregan los cotidianos episodios de faltantes de medicamentos e insumos hospitalarios como resultado de una regresiva centralización de la provisión de estos y de posibles presiones indebidas sobre las firmas contratadas para ello por parte de altos funcionarios del nivel central de la Secretaría de Salud”, adicionó el Concejal.
Así mismo, Sanguino revela que al mes de agosto del presente año, persiste un déficit de 276 camas para hospitalización, cuya reducción fue prometida el día de su posesión. En cuanto al desempeño financiero de la red pública hospitalaria, a la fecha el déficit operacional superan los $82 mil millones, con un incremento del 369% respecto al déficit del año anterior, que llegó a un poco más de 22 mil millones de pesos. Mientras que el déficit de la EPS distrital Capital Salud pasó de 300 mil a 800 mil millones de pesos, cifra preocupante para los miles de bogotanos que son atendidos por esta entidad.
Finalmente, el concejal Sanguino indicó que “como lo han dicho los críticos al Acuerdo 641 de 2016, pomposamente llamada ‘reforma a la salud de Bogotá’, esta fue una mera reforma administrativa que centralizó toda la contratación del sector de la salud pública, sin blindarla frente a la amenaza de la corrupción, que a cambio de resolver los problemas de gestión los agravó y que viene desmontando los avances derivados de un enfoque de derechos para sustituirla por una entronización de la lógica del mercado en la atención de un derecho fundamental. Mejor dicho, en materia de salud en Bogotá, el remedio está resultando peor que la enfermedad”.