Aupado por el motivador discurso del expresidente Bill Clinton que reavivó el optimismo demócrata en la desde hace meses reñida carrera presidencial, Barack Obama aceptó anoche la investidura partidaria para su reelección en la Casa Blanca en la clausura de la Convención que por tres días se realizó en Charlotte.
Obama aceptó la candidatura ante la aclamación de una multitud, a la que advirtió que la recuperación del país no será “fácil” si es reelecto el 6 de noviembre frente a su rival Mitt Romney.
“Acepto la candidatura de mi partido”, dijo el presidente Obama poco después de llegar al podio tras ser presentado por su esposa, Michelle, a quien dio un beso en la boca que arrancó ovaciones de los al menos 15.000 militantes presentes en el Timer Warner Arena de Charlotte.
Antes de Obama, el vicepresidente Joe Biden también aceptó la investidura del partido para la reelección en un discurso donde defendió el programa para la clase trabajadora estadounidense y atacó sin contemplación al rival republicano.
La elección del 6 de noviembre será “la más decisiva” para toda una generación, dijo Obama, interrumpido varias veces por el público que pedía “Cuatro años más” ondeando banderas estadounidenses y alzando carteles que decían “Gracias”.
“En cada tema la elección a la que se enfrentan no será solamente entre dos candidatos o dos partidos” aseguró Obama. “Será una elección entre dos caminos diferentes para Estados Unidos”, añadió.
“En los próximos años se tomarán grandes decisiones en Washington, sobre el empleo y la economía, los impuestos y los déficits, la energía y la educación, la guerra y la paz, decisiones que tendrán consecuencias enormes sobre nuestras vidas y las de nuestros hijos” en décadas, añadió Obama, quien recordó que sus compatriotas lo eligieron en 2008, entre otras cosas, para decirles “la verdad”.
“No voy a pretender que el camino que estoy proponiendo sea rápido o fácil”, calificó el mandatario.
Obama admitió que la esperanza que propuso hace cuatro años ha quedado ensombrecida por el desempleo, por la fragilidad de la recuperación económica, pero aseguró que los mejores días de Estados Unidos aún están por delante.
“Esa esperanza ha sido puesta a prueba -por el coste de la guerra, por una de las peores crisis de la Historia y por un bloqueo político que nos ha dejado con la duda de si es posible enfrentar los desafíos de estos tiempos que corren”, reconoció el mandatario.
“Pero Estados Unidos debe saber que nuestros problemas pueden ser resueltos. Que nuestros desafíos pueden ser vencidos. El camino quizás sea más difícil pero nos llevará a un lugar mejor. Y les pido que escojan ese futuro”, dijo.
El presidente estadounidense también acusó a Romney de no estar preparado para la diplomacia internacional tras “insultar” a Gran Bretaña, “nuestro mejor aliado”, durante una visita que el republicano realizó a Londres con motivo de los Juegos Olímpicos.
La aceptación oficial de Obama como candidato del partido cierra la cumbre demócrata que desde el martes convocó a unos 6.000 delegados, grandes nombres de la formación política y militancia de calle para escuchar los argumentos a favor de un nuevo gobierno, enfocado en prometer un país con mejores bases sociales para impulsar la economía y fortalecer a la mayoritaria clase media.
Tanto Biden como Obama se enfocaron en desmontar los argumentos más proclives a los negocios y al aumento de impuestos a la clase media de Romney, investido por su partido el jueves pasado en Tampa (Florida, sureste).
Uno de los momentos más conmovedores de la noche fue la irrupción sobre la tarima de la congresista Gabrielle Giffords, quien era una estrella demócrata en ascenso cuando en enero de 2011 en Tucson (Arizona, suroeste) resultó gravemente herida en la cabeza durante un tiroteo en un mitin.
Con dificultad para caminar y hablar, Giffords subió al escenario con la ayuda de la presidenta del Comité Nacional Demócrata Debbie Wasserman Schultz y ambas juraron la bandera, con una ovación del público que se puso en pie.
En su discurso, Biden criticó a Romney porque “cree que en una economía global, no importa dónde invierten su dinero las compañías estadounidenses, o dónde crean empleos”.
“Me pareció fascinante cuando la semana pasada el gobernador Romney dijo que, si fuera presidente, emprendería una gira por el empleo. Con todo el apoyo que le ha dado a la deslocalización de trabajos, más vale que sea un viaje al extranjero”, lanzó.
Hoy, Obama, acompañado de su carismática esposa, volverá a ponerse en la primera línea de la campaña el viernes cuando partan con Biden a New Hampshire (noreste) y Iowa (centro), dos estados clave donde Romney tiene previsto viajar el mismo día.
Ambas campañas tendrán los ojos puestos en las próximas horas en el impacto de la convención demócrata en la intención de voto del electorado, sobre todo cuando el viernes en la mañana se tiene que dar a conocer el último reporte de las cifras de desempleo en Estados Unidos.