Estado, a cambiar muchas prácticas en posconflicto | El Nuevo Siglo
Sábado, 16 de Agosto de 2014

El Estado colombiano tendrá que hacer cambios de fondo para estar a tono con la etapa de posconflicto en caso de que se materialice un acuerdo con las Farc e, incluso, de ser posible con el Eln para cesar el conflicto armado y a partir de allí aclimatar la paz que por tanto tiempo ha esperado el país.

En esta apreciación coincidieron varios expertos que intervinieron ayer en el cierre del foro ‘Política de drogas, tras 25 años de la muerte de Luis Carlos Galán’, evento organizado por la Corporación Escuela Galán y la Revista Semana, y que contó con el apoyo de la firma Pacific Rubiales Energy.

Entre los participantes estuvo el general (r), Óscar Naranjo Trujillo, quien esta semana fue designado por el presidente Juan Manuel Santos como ministro Consejero de Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad.

El tema de la consecución de la paz en Colombia fue traído nuevamente al primer plano por el presidente Juan Manuel Santos desde su primer mandato, quien en ese sentido inició en noviembre de 2012 diálogos con las Farc buscando una salida política al conflicto armado que ha azotado al país durante más de medio siglo.

A pesar de las dificultades propias de un proceso de esta naturaleza, como es que no avance con la velocidad que el país desea y las contradicciones que se presentan por la escalada de actos terroristas que las Farc han mantenido en medio de los diálogos, la mayoría de los colombianos sigue esperanzada en que los diálogos conduzcan a que esta organización armada ilegal silencie las armas que han hecho tanto daño.

Así lo confirmó el resultado de las elecciones presidenciales de junio pasado, cuando el propósito de lograr la paz y de materializar un acuerdo con las Farc fueron las principales razones para que la mayoría de los ciudadanos que acudieran a las urnas reeligieran al presidente Santos Calderón.

Las partes sentadas en La Habana ya lograron acuerdos en tres de los cinco puntos de la agenda: política de desarrollo agrario y rural, participación política y solución al problema de las drogas ilícitas. Sin embargo aún quedan por abordar el tema de víctimas, que acaba de comenzar, y fin del conflicto. Esa dinámica permite señalar que este año no se alcanzaría a discutir los temas que faltan y por ende firmar un acuerdo final. No obstante, para muchos hay razones para pensar que este proceso terminará bien y que por lo tanto la etapa del postconflicto está a la vuelta de la esquina.

 

Escenarios

 

Uno de los impactos más positivos que dejará el fin de del conflicto armado, además de la paz y la necesaria reconciliación, es que la economía colombiana crecería ostensiblemente, incluso podría ser el doble del 4,5% que presupuesta la Cepal para este año, según el reciente estudio denominado ‘Qué Gana Colombia con la Paz desde la Perspectiva Económica’, preparado por el Centro de Recursos para Análisis de Conflictos (Cerac).

Precisamente, el primer efecto que se produciría tras la finalización del conflicto armado interno es que se acelera el crecimiento de la economía, indica el estudio, pero también mejorará la distribución de la propiedad de la tierra, habrá un mejor y más incluyente sistema financiero, mejorará sustancialmente la percepción de los mercados financieros con una reducción ostensible del  costo del endeudamiento privado y público, mayor eficiencia en el gasto en seguridad, se fortalecerá la economía formal, se acelerará la reducción de la pobreza y la victimización y mejorará la calidad de vida.

Igualmente, el estudio identificó cuatro impactos más que también repercutirían favorablemente si el país concreta el proceso de paz con las Farc, y ahora más con la otra puerta que se abre en el caso del Eln. Estos son: un sistema financiero más incluyente, menos víctimas de la violencia asociada al conflicto, mejor calidad de vida para todos así como una mejora en la distribución de la propiedad de la tierra.

 El director del Cerac, Jorge Restrepo, dijo en esa oportunidad que dicho estudio buscaba establecer ¿qué ganará Colombia con la paz en términos económicos?, ¿quién va a recibir esos beneficios?, ¿cuál es el impacto regional?

 En ese sentido dijo que “efectivamente Colombia va a tener unos beneficios sustanciales si se logra reducir la violencia ligado al proceso de paz, si se alcanza un acuerdo de paz que termine el conflicto, pero además de esto va a tener mucha importancia sobre el bienestar de la sociedad. No es solamente que crezcamos más, es que vamos a tener un nivel superior de desarrollo social y económico”.

Pero además otros de los efectos de la llegada del postconflicto es que se reflejaría en la inversión del presupuesto, pues implicaría reorientar el gasto a inversión social, salud y educación, recursos que hoy se ‘come’ la guerra.

En materia de la lucha contra las drogas ilícitas también tendría impacto, pues según el acuerdo en La Habana se intensificará el programa de sustitución de cultivos ilícitos y de erradicación, sin disminuir la intensidad de la lucha contra el narcotráfico. Además las Farc se comprometieron a que si llegan a un acuerdo final, contribuirán de manera efectiva  con la solución definitiva del problema de las drogas ilícitas, y a poner fin a cualquier relación que hayan tenido con este fenómeno.

Cambio institucional

“Nosotros tenemos que cambiar el Estado, no puede ser el  mismo Estado que estamos acostumbrados, no puede ser el nivel de corrupción, no puede ser la politiquería, tiene que cambiar”, dijo el exministro de Hacienda, Rudolf Hommes.

Por otra parte Carlos Caballero, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, dijo que la debilidad institucional del Estado colombiano “es gigantesca”, lo que no se compadecería en una etapa de postconflicto, “en donde tiene que ser fuerte”.

En tanto que el consejero de Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad, general (r) Óscar Naranjo, dijo que en la coyuntura que se avecina para Colombia debe tener un alto grado de creatividad e innovación “para no seguir haciendo lo mismo que hemos hecho en 50 años de conflicto”.

Utilizando un aforismo dijo que “si cambia la música, cambia el baile”. Es decir, “si cambia la música a través de ese acuerdo, el país tiene que bailar distinto y la dosis de innovación en todas las materias, pero particularmente en el fortalecimiento del desempeño institucional”.

Añadió que la paz para el ciudadano tiene que ver con la dignidad, con la capacidad de ejercer sus derechos políticos.

Economía

La paz de la noche a la mañana no va a transformar la condición económica de los colombianos ni su capacidad de acceder a los bienes y servicios, dijo Naranjo. Sin embargo recogiendo los postulados que el presidente Santos asumió para su segundo mandato, el ministro Consejero de Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad dijo que lo que sí está seguro es que con paz, equidad y educación “el país tiene los pilares fundamentales para soportar un proyecto a largo plazo”.

Mientas tanto el exsenador y excodirector del Banco de la República, Juan Mario Laserna, dijo que los acuerdos que se han logrado en La Habana hay que aterrizarlos a la realidad y falencias de la economía colombiana. En ese sentido dijo que el acuerdo sobre política de desarrollo integral no opera si en el país “el pacto agrario no funciona”.

Añadió que hoy la economía colombiana se está volviendo petrolera, las exportaciones están sobreestimadas y el contrabando es alto.

Por su lado, Hommes dijo que las perspectivas económicas que se abren apara el país son amplias, pero de igual forma los gastos que ésta demanda son superlativos. “Creo que las oportunidades económicas de la paz son muy grandes, pero los costos también. No sé si eso será el 1% o el 2% anual lo que eso nos produzca”.

Contrario a lo que muchos piensan, el economista dijo que en la etapa de postconflicto no será posible reducir el gasto de la Fuerza Pública pues la desmovilización de la guerrilla no significa que disminuyan los retos en seguridad.

En este sentido el exsenador Laserna dijo que en la etapa de postconflicto y ya con un escenario en que la violencia se reducirá ostensiblemente, mucho personal uniformado podrá trabajar en labores como la que hoy desarrollan los batallones de ingenieros militares en la construcción de vías terciarias y puentes en las regiones más apartadas del país. 

Cultivos ilícitos

El general (r) Óscar Naranjo destacó que por primera vez en las negociaciones de paz que se han adelantado en Colombia se trata  el tema de la solución al flagelo de las drogas ilícitas. Dijo que en el caso de la negociación que se hizo hace algunos años para la desmovilización de los grupos paramilitares se dejó de lado este tema,  que indicó, ha sido históricamente “el motor, el combustible”, del conflicto armado en Colombia. Por lo que muchos de esos grupos, consideró, se reciclaron en las hoy conocidas bandas criminales.

Por eso destacó que la importancia del acuerdo que se logró en La Habana sobre este punto radica en que las partes coincidieron en que el narcotráfico ha sido el combustible de la guerra en Colombia y que para lograr la paz es necesario combatir de frente este flagelo.

Añadió que la erradicación manual y la aspersión han sido herramientas a las que ha acudido el Estado para atacar el problema de los cultivos ilícitos, sin embargo reconoció que en lo primero aún no se ha llegado a un punto efectivo en esta tarea; mientras que frente al segundo aspecto dijo que ha sido un método útil y necesario en regiones donde las difíciles condiciones de seguridad dificultan ingresar erradicadores.