¿Está amenazada nuestra biodiversidad? | El Nuevo Siglo
Domingo, 2 de Febrero de 2014

Colombia tiene hoy por hoy 58 zonas protegidas, pero las actividades ilegales son su mayor amenaza

 

Por Álvaro E. Sánchez H. *

Especial para EL NUEVO SIGLO

 

Mucho hemosoído hablar desde nuestra niñez de la importancia que Colombia tiene en el contexto mundial en términos de recursos naturales, lo que quizá no sabemos, o no tenemos conciencia, es de la real importancia que esos recursos tienen para nuestro país.

Según datos del PNGIBSE 2012, Colombia ocupa un destacado segundo lugar en términos de biodiversidad en el planeta y ello se ve reflejado en las siguientes cifras publicadas en el primer taller de estrategia REDD+ y Biocomercio en Colombia, realizado por la Corporación Biocomercio Sostenible en el 2012:

·       Plantas. En este ítem Colombia figura en el tercer puesto con 29.782 variedades, después de Brasil con 56.000 y China con 33.000 y por encima de México con 29.000.

·       Anfibios.Ahora Colombia figura en el primer lugar  con 764 especies por encima de Brasil con 516, Ecuador con 358 y México con 282.

·       Reptiles. Nuevamente figuramos en el tercer lugar  con 588 especies; por detrás de México con 708 y Australia con 599 y por encima de Indonesia con 531.

·       Aves.Aquí ocupamos nuevamente el primer lugar con 1.860 especies seguidos por, Perú con 1.680, Brasil con 1.665 e Indonesia con 1.565.

·       Mamíferos.En éste ítem estamos en el cuarto puesto con 459 especies, detrás de Brasil con 566, Indonesia con 515 y México con 507.

 

¿Protegemos nuestros recursos?

Colombia tiene hoy por hoy 58 zonas protegidas en términos ambientales, zonas que agrupan cerca del 90% de las especies arriba mencionadas; estas zonas protegidas deberían garantizar la supervivencia de dichas especies y permitir su explotación y uso racional en términos de Biocomercio; beneficiando así a muchas poblaciones vulnerables, principalmente indígenas que habitan en dichas zonas. La legislación vigente impide la mayoría de las explotaciones en estas zonas protegidas y garantiza la conservación; en esto las autoridades ambientales han venido generando cada vez más controles que permiten garantizar que las leyes se cumplan.

De ésta manera las empresas que pretendan obtener recursos de minería o hidrocarburos en nuestro territorio, tienen controles estrictos que los obligan a respetar, quizá nuestra mayor riqueza, la biodiversidad; el problema entonces no radica en la explotación o no que las empresas legalmente constituidas hacen de nuestros recursos, tampoco en las pequeñas explotaciones de subsistencia que las comunidades han mantenido por siglos y que han permitido mantener la biodiversidad que hoy mantenemos; radica en las explotaciones ilegales que hacen los movimientos guerrilleros, las Bacrim y toda clase de depredadores que ejercen la minería sin control efectivo por parte del estado.

 

¿Minería ilegal?

El problema no es retórico; la explotación indiscriminada de recursos genera innumerable cantidad de problemas de tipo ambiental y humano. La explotación de las minas por parte de los movimientos por fuera de la ley tiene algunas características que la convierten en depredadora y que amenazan, de no controlarse, con hacernos perder los lugares de preeminencia que hoy ostentamos en términos de biodiversidad:

·       Esclaviza a la población. Las comunidades vecinas de éste tipo de explotaciones se ven amenazadas por los explotadores de los recursos, quienes por la fuerza de las armas los incorporan al trabajo, en él no tienen derecho ni posibilidad de acceso a salud, pensiones, prestaciones sociales ni justicia; sus horarios y sus condiciones de trabajo son dadas desde una posición dominante y no admite ningún tipo de negociación o negación.

·       Elimina la resilencia.En el afán de lograr los máximos rendimientos antes de ser detectados, los explotadores de los recursos, solo se preocupan por extraer el material y sacarlo de la zona a la mayor brevedad posible; así se generan problemas de estancamiento o represamiento de aguas, de maltrato de los bosques, de alejamiento o depredación de la fauna y de degradación del suelo que podría quedar, la mayoría de las veces, inservible para usos agrícolas.

·       Modifica los ecosistemas.El cambio en la densidad poblacional de zonas protegidas hace que las condiciones de vida varíen, consecuentemente el equilibrio de los ecosistemas naturales se deteriora ahuyentando algunas especies de fauna y exterminando biodiversidad de flora.

Desde éste punto de vista, se hace imprescindible que el país tenga una policía ambiental capacitada y preparada para detectar en forma ágil y precisa los inicios de proyectos de minería ilegal, y que ésta cuente con el apoyo de un ejército comprometido con el tema; si se puede detectar el funcionamiento de minas ilegales en su inicio y se actúa con rapidez, se podrá parar el deterioro del entorno antes de que el problema sea irreversible y, de paso, se cortará una importante fuente de financiación a los movimientos ilegales que se nutren de devastar nuestro territorio y de quitarnos algo que no podremos recuperar, por lo menos en el corto plazo: nuestra riqueza en la mega diversidad.

 

Otras consideraciones

La minería no es la única causa de la pérdida de nuestra riqueza mega diversa, existen otras muchas causas que se han venido tratando de controlar, solo que también se controlan en la medida en que son cometidas dentro de sectores legales.

Las voladuras de oleoductos, por ejemplo, han generado la inclusión de especies nuestras en la lista de especies en peligro de extinción; las minas anti personas han causado estragos en algunas comunidades indígenas, pero también en algunas especies endémicas que se concentran en zonas de conflicto; los bombardeos llegan a causar en algunos casos los mismos efectos depredadores de la minería; en últimas, el mismo mal llamado ecoturismo está sobrepasando una capacidad de carga que no nos hemos preocupado por calcular y está causando daños irreparables en las estructuras ecológicas de su entorno.

Colombia sigue a pesar de todo ocupando un lugar de honor en este ranking y es nuestra obligación promover el mantenimiento del mismo, velar por conservar los recursos que aún tenemos y evitar la extinción que, por la irresponsabilidad de algunos, estamos próximos a tener de varias especies. Nuestra riqueza, nuestra real riqueza, está en nuestros recursos naturales y a través de ellos en el biocomercio, no permitamos que unos pocos nos lleven a perderla; éste tipo de riquezas son irrecuperables.

* Director Maestría en "Gestión y evaluación ambiental". Escuela de Ingenierías. Universidad Sergio Arboleda. alsanchez2006@yahoo.es @alvaro080255