Ni el visto bueno de la zona euro para el rescate del sector bancario ni el anuncio de un plan de recortes histórico bastaron: el hundimiento de los mercados el viernes puede empujar a España a un rescate global de su economía, un escenario catastrófico para Europa.
Atrapado entre el descontento popular por las medidas de austeridad y la urgencia dictada por Bruselas para sanear las finanzas públicas, el gobierno conservador de Mariano Rajoy ya no tiene margen de maniobra en un país que parece hacer aguas por todas partes.
Por un lado, los miles de españoles que salieron a la calle el jueves y las manifestaciones diarias recuerdan que la paciencia de la población se ha agotado.
Por el otro, las repetidas advertencias de los mercados, incluyendo el desastre del viernes, son un testimonio de la incapacidad del país -la cuarta mayor economía de la zona del euro- para restablecer la confianza.
Según Richard McGuire, analista de Rabobank, España ha ingresado en una "espiral de la muerte", y según el analista hay la posibilidad de que ya no pueda hacer frente a los pagos de su deuda.
"Con las perspectivas de las finanzas públicas españolas estrechamente ligadas al sector bancario, sigue habiendo un riesgo muy importante de que el gobierno tenga que pedir su propio rescate", explicaron los analistas de Capital Economics.
El viernes, el mismo día que la zona euro definió finalmente el plan para los bancos de hasta 100.000 millones de euros, un viento de pánico sacudía los mercados.
La bolsa de Madrid perdió casi 6%, la tasa de interés del bono a diez años superó el 7%, cerca de su más alto nivel histórico, y la prima de riesgo -el diferencial que paga el bono español respecto al bono alemán de referencia- superó los 600 puntos básicos, otro récord.
"Este comportamiento (de los mercados) sorprende especialmente al considerar el reciente paquete de ajuste de hasta 65.000 millones anunciado por el gobierno, que eleva sustancialmente las posibilidades de cumplir los objetivos de déficit, y la validación definitiva del rescate bancario", apuntó Daniel Pingarrón, analista de IG Markets.
Un rescate de 500.000 millones de euros
En ese escenario, las malas noticias se siguen acumulando y las soluciones presentadas como remedios ya muestran sus límites.
Así, el paquete de medidas, que preve ingresos adicionales y cortes presupuestarios, podría agravar la recesión.
"La austeridad frontal probablemente agravará y prolongará la recesión. El desempleo (previsto en 24,6% en 2012) podría aumentar a corto plazo, aumentando el riesgo de un revés político" para el gobierno conservador, dijo Christian Schulz, analista del banco alemán Berenberg.
Y si las tasas de interés continúan subiendo "España corre el riesgo de perder el acceso a los mercados", añadió.
El viernes quedó también al descubierto la delicada cuestión de las regiones, uno de los puntos más frágiles de la economía española, que resurgió después que la región de Valencia pidiera ayuda pública del gobierno central.
El mismo día, España admitió que su economía permanecerá con números en rojo en 2013, con un retroceso de 0,5% del PIB luego de una recesión de 1,5% este año.
Sin embargo, según Pingarrón, la hipótesis de un rescate global "aunque parezca evidente, no parece tan cercana", a causa de su costo enorme, de unos 500.000 millones de euros, y por los riesgos devastadores que tendría para la zona euro.
"El rescate total de España y su posterior contagio a Italia (posiblemente por unos 700.000 millones de euros) sería inabordable para la Eurozona, es un hecho conocido por todo el mundo", dijo el analista.
Después de Irlanda, Portugal y Grecia, el escenario es ahora diferente: España representa el 12% de la economía de la zona euro, comparado con el 6% de los otros tres países unidos.
Para salir de ese círculo vicioso, España no cesa de pedir una intervención del Banco Central Europeo (BCE) para estabilizar los mercados.
"La hora de la verdad para el BCE, el momento en que se verá forzado a actuar de manera decisiva puede aproximarse rápidamente", dijo Schulz.
AFP