Expertos consideran la decisión el antepaso a una petición de rescate financiero.
El Gobierno español presentará mañana sus presupuestos para 2013 y un nuevo plan de reformas, un paso que los analistas consideran la penúltima etapa antes de solicitar a sus socios de la Eurozona un pedido de rescate financiero global.
El último paso se dará el viernes cuando se publiquen las auditorías independientes que evaluarán la suma que será necesario usar de los 100.000 millones de euros prometidos por la zona euro para salvar al sector bancario español. Madrid afirma que con 60.000 millones le alcanzarán.
La cuarta economía de la zona euro tendrá todos los datos en mano para solicitar un rescate más amplio, activando de ese modo el nuevo mecanismo de compra ilimitada de obligaciones de deuda a corto plazo de los Estados por parte del Banco Central Europeo (BCE).
Los mercados y muchos de los socios de España vienen presionando para que el Gobierno del conservador Mariano Rajoy se decida a formular la demanda.
Rajoy también ha previsto avanzar el presupuesto de 2013, del que las grandes líneas se conocen desde julio: el proyecto que será aprobado en el Consejo de Ministros intentará ahorrar 39.000 millones de euros.
El Ejecutivo continúa así con su plan de austeridad, que debe aportar a las arcas públicas más de 150.000 millones de euros entre 2012 (62.000 millones), 2013 y 2014 (50.000 millones).
El proyecto de presupuesto tiene en cuenta los efectos de la subida del IVA y de otros impuestos, con los que prevé recaudar 15.000 millones. Otros 7.000 millones deberían llegar de recortes en las regiones, que gestionan sus presupuestos de sanidad y educación.
El resto de ahorros procederá de la reducción de las prestaciones por desempleo y ayudas sociales, así como de la congelación de las contrataciones en el sector público.
Pero sin duda será necesario ir más lejos: "parece difícil" que el gobierno consiga ser "creíble" ante los mercados "sin afectar a la principal partida, que son las pensiones" que representan un "25% del gasto total", considera Juan Ignacio Conde Ruiz, subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
A su turno, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se mostró ayer optimista ante el futuro de la Eurozona, afirmando que ya pueden verse los primeros efectos de las medidas anunciadas por la institución con sede en Fráncfort.
"Tenemos una serie de razones para ser positivos sobre la dirección que está tomando la Eurozona", declaró Draghi en Berlín en un discurso pronunciado ante el congreso de la Federación Alemana de Industria (BDI).
"Vemos señales de mejora en los mercados financieros, y esperamos un crecimiento de la economía el próximo año. Al mismo tiempo, se ha avanzado considerablemente en todos los frentes para fortalecer los cimientos de la zona euro", agregó.
El BCE había traído una ola de alivio a los mercados anunciando a principios de septiembre un nuevo programa de compra de deuda soberana de los países de la Eurozona en apuros.
El programa no tiene límites cuantitativos oficiales. Sin embargo, está sujeto a ciertas condiciones, como por ejemplo que el país que desee acogerse a él solicite asistencia financiera al Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM), el fondo de rescate permanente de la Eurozona, que a cambio le pediría reformas estructurales.
El plan fue muy criticado por el banco central alemán, el Bundesbank, receloso de que el BCE alimente la inflación y financie a los Estados, un extremo que le está prohibido.
Desde entonces, Mario Draghi ha mostrado su voluntad de explicar la política de la institución que preside.
Después de proponer hace varios días una explicación ante los parlamentarios alemanes, el presidente del BCE trató de convencer a los industriales de la mayor potencia económica de la Eurozona.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi se mostró optimista ante el futuro de la Eurozona.