España consiguió reducir su déficit a un 6,7% del PIB en 2012 con una política de austeridad que complica la vuelta al crecimiento en 2014 y ahonda la recesión en la que está sumida la cuarta economía de la zona euro.
En España "no hay necesidades de nuevos ajustes", aseguró el jueves el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, al comentar el déficit del 6,74% del Producto Interior Bruto, un poco superior al 6,3% pactado con Bruselas, pero que supone una drástica reducción respecto al 9,4% de 2011.
Las regiones autónomas, cuyas desviaciones presupuestarias profundizaron la crisis española, redujeron su déficit del 3,34% en 2011 al 1,73% en 2012, un poco superior al 1,5% fijado por Madrid.
Por su parte, el Gobierno central contuvo su déficit a un 3,38% del PIB, cifra inferior al 4,5% previsto (5,1% en 2011).
"Es el resultado del esfuerzo de un país que sabe estar a la altura de las circunstancias", insistió el ministro, destacando que "abre la esperanza de salir de la crisis".
Aunque el déficit público español se situó por encima del 6,3% negociado con Bruselas, se mantiene por debajo de las previsiones más pesimistas de numerosos analistas, preocupados por la marcha del saneamiento de las cuentas públicas en un país en recesión desde finales de 2011.
Además, la cifra oficial no tiene en cuenta la ayuda de 41.000 millones de euros, ya entregada por la Unión Europea a los bancos españoles en dificultad, que lastrará la deuda pública.
Tras llegar al poder a finales de 2011, el gobierno conservador español inició una política de austeridad histórica con el objetivo de ahorrar 150.000 millones de euros en tres años, y reducir el déficit público español al 4,5% del PIB este año y al 2,8% en 2014.
Al sanear las cuentas del país así como las de su sector financiero, el gobierno esperaba tranquilizar a sus socios europeos y a los mercados, que hicieron pesar en 2012 la amenaza de un rescate de la economía española, antes de que el Banco Central Europeo (BCE) pusiera en marcha en septiembre un mecanismo de compra de deuda soberana que contribuyó a rebajar la presión.
La reducción del déficit confirmada este jueves "implica que aumenta la confianza en España", había afirmado la víspera Mariano Rajoy, reconociendo, no obstante, que esta esta reducción "significa un enorme esfuerzo para el conjunto de la sociedad española".
Y es que la política de austeridad aplicada desde hace un año, asociada a un desempleo del 26,02%, pesa mucho sobre la demanda interna y ha contribuido a agudizar la contracción de la economía española a final del año pasado.
En 2012, el PIB del país cayó un 1,4%, según las cifras oficiales anunciadas este jueves, pero lo más importante es que, tras un contracción del 0,3% en el tercer trimestre, este repliegue se acentuó en los últimos tres meses del año con un 0,8%.
Esta mayor caída se explica por una "mayor contracción de la demanda nacional", subrayó el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Les tres últimos meses de 2012 marcan así el quinto trimestre de destrucción de riqueza para España. El país ha visto caer su PIB un 3,7% en 2009, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, antes de salir tímidamente de la recesión en 2010 para volver a caer en la misma a finales de 2011.
Desde entonces, el consumo de los hogares, ya en punto muerto sobre un fondo de alto desempleo, se ha visto golpeado por medidas como el aumento del IVA en septiembre pasado o la supresión de la paga extraordinaria de Navidad para los funcionarios.
En esta situación, la previsión oficial de un caída del PIB del 0,5% ese año, antes de volver a un crecimiento del 1,2% en 2014, parece difícil. La Comisión Europea espera una contracción de la economía española del 1,4% este año, antes de un crecimiento del 0,8% en 2014.