Tras repetir durante semanas que no lo haría, España, cuarta economía de la Eurozona, tuvo finalmente que aceptar el sábado un rescate exterior a su debilitada banca, lo que le da un respiro pero la pone bajo estrecha supervisión de sus socios europeos.
Este plan de ayuda será el cuarto decidido desde el inicio de la crisis para un país de la zona euro tras los de Grecia, Irlanda y Portugal.
En el caso de España se tratará de recapitalizar los bancos fragilizados por su fuerte exposición a activos tóxicos inmobiliarios tras el estallido de la burbuja en 2008. Según datos del Banco de España, la banca española acumulaba a finales de 2011 184.000 millones de euros de activos tóxicos.
Madrid logra evitar así un plan de ayuda global que implique en contrapartida, como en los casos griego, irlandés y portugués, nuevas medidas de austeridad en un país ya asfixiado por los sucesivos recortes
Sin embargo, a nadie se le escapaba que el Eurogrupo insistió el sábado en un comunicado que Madrid deberá respetar sus objetivos de déficit y continuar con unas reformas estructurales que ya provocan un fuerte malestar social en un país con manifestaciones casi diarias contra los recortes.
De nuevo en recesión desde el primer trimestre de este año, y golpeado por un desempleo de 24,44% de la población activa, récord en los países industrializados, España se esfuerza por reducir en 2012 su déficit público a 5,3% del PIB después de haber sufrido un muy fuerte desvió el año anterior, que lo disparó hasta 8,9% empujado por las malas finanzas de sus regiones.
Al término de una reunión por videoconfrencia de más de dos horas el sábado, los ministros de Finanzas de la zona euro decidieron “responder 'favorablemente' a la petición española” afirmando que “el montante de la financiación debe cubrir las necesidades de capital con un margen de seguridad adicional, con una suma estimada de hasta 100.000 millones de euros en total”.
La ayuda tendrá la forma de un crédito al FROB, el organismo estatal español encargado de la reestructuración del sector bancario, que después inyectará los fondos a los bancos que lo necesiten.
El ministro de Economía español, Luis de Guindos, se esforzó por dejar muy claro que la ayuda sólo concernirá al 30% de la banca española que está fragilizada y que el dinero tendrá que ser devuelto, aunque se desconoce en que plazo.
El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, se declaró “muy satisfecho” de haber obtenido ayuda europea para su banca y evitado una intervención del país, en un esfuerzo por acallar a quienes le reprochaban haber cedido a la presión para aceptar un rescate que no quería.
“A mí nadie me ha presionado, y no sé si debería decir esto, pero el que he presionado he sido yo porque quería una línea de crédito” para recapitalizar el sector bancario, afirmó Rajoy, que hace dos semanas aseguraba: “No va a haber ningún rescate de la banca española”./AFP