Estados Unidos, la Unión Europea, Ucrania y Rusia podrían reunirse el 17 de abril en Viena para abrir negociaciones directas, mientras que en el este de Ucrania se mantenía este miércoles la tensión entre fuerzas prorrusas y el gobierno de Kiev.
El presidente ruso, Vladimir Putin, que ha asegurado que defenderá hasta las últimas consecuencias a la minoría rusófona que vive en el este de Ucrania, advirtió al gobierno vecino que no haga nada "irreparable".
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, acusó por su parte a Moscú de querer sembrar "el caos" en la zona, al apoyar a los secesionistas en la zona, que se han apoderado de edificios públicos y que mantienen rehenes, según acusa Kiev.
La reunión de Viena, que sería la primera directa entre Moscú y Kiev, fue filtrada por una fuente europea que prefirió no ser citada.
"Hay muchas conversaciones en perspectiva de la reunión de a cuatro del 17 de abril en Viena", indicó una fuente europea.
"Pero una semana es mucho tiempo", agregó.
El ambiente diplomático sigue muy cargado con las acusaciones que se cruzan a diario las distintas partes involucradas en la crisis, que estalló con la destitución y huida del presidente ucraniano Viktor Yanukovich y se agravó con la anexión rusa de la península ucraniana de Crimea.
Kerry acusó a Rusia de haber enviado "provocadores y agentes" para crear "caos" en el área rusohablante de Ucrania.
Pero fue también Kerry quien propuso esa reunión cuatripartita, según Washington.
"Debo decir que no tenemos grandes esperanzas en estas conversaciones pero pensamos que es muy importante dejar abierta esta puerta diplomática", dijo su secretaria de Estado adjunta para Europa, Victoria Nuland.
"Espero que el resultado sea positivo", declaró Putin.
"En cualquier caso espero que las autoridades interinas [ucranianas] no cometan nada irreparable", añadió.
Moscú quiere que los prorrusos estén representados en la mesa negociadora de Viena.
- "Nada que perder" -
Sobre el terreno los separatistas prorrusos, calificados de "terroristas y criminales" por las autoridades proeuropeas de Kiev, seguían atrincherados en edificios públicos en varias ciudades.
Los militantes exigen la celebración de referendos sobre una "federalización" de Ucrania o sobre la anexión de estas regiones a la vecina Rusia.
Pero en señal de apaciguamiento, 56 de los 60 "rehenes" retenidos por activistas prorrusos en la sede local de los servicios de seguridad ucranianos (SBU) en Lugansk, en el este de Ucrania, fueron liberados el martes por la noche, tras haber permitido a diputados acceder a los locales para negociar.
A pesar de ello, un activista que se presentó como miembro del estado mayor de las fuerzas prorrusas declaró a la AFP: "Nos negamos a entregar nuestras armas".
"No tenemos nada que perder", aseguró Oleg Desiatnikov, de 49 años.
"Hemos querido negociar, pero nadie quiso escucharnos", insistió.
"La crisis podría estar resuelta en 48 horas", declaró el ministro del Interior ucraniano, Arsen Avakov.
"Para los que acepten el diálogo habrá una solución política, en cuanto a los marginales que buscan el conflicto, recibirán una respuesta fuerte", declaró Avakov en consejo de ministros.
Moscú tiene desplegados unos 40.000 soldados en su frontera con Ucrania.
Activistas prorrusos seguían ocupando el miércoles los edificios de la administración regional de Donetsk, ciudad de origen del destituido presidente prorruso Viktor Yanukovich, en donde proclamaron una "república soberana".
Pero fuera de su "sede central", rodeada de barricadas de adoquines y neumáticos listos a ser quemados, los manifestantes, enmascarados y armados con cócteles molotov o bates de béisbol, no controlaban gran cosa, constató la AFP. Fueron desalojados de los locales del SBU en esta misma ciudad y de la administración regional en Jarkov durante una "operación antiterrorista" tras la cual 70 personas fueron arrestadas.
Violentos enfrentamientos con lanzamientos de piedras y cócteles molotov tuvieron lugar durante varios días en Jarkov, una ciudad de 1,5 millones de habitantes, a unos 50 kilómetros de la frontera con Rusia.
Pero el gobierno interino de Kiev hizo todo lo posible para evitar víctimas, incluso dejando a veces el campo libre a los manifestantes.
El pulso entre Ucrania y Rusia tiene también aspectos económicos.
Putin pidió al gigante ruso Gazprom que, por el momento, no exija a Ucrania un pago previo por el gas, en espera de las nuevas negociaciones.
Rusia ve al mismo tiempo como se aceleran la fuga de capitales del país, superior a los 50.000 millones de dólares en el primer trimestre./AFP