Las acciones judiciales contra el exdirector gerente del FMI Rodrigo Rato, incómodas para el partido conservador en el poder en España, volvieron a las portadas de los diarios este martes tras la detención de un sospechoso que se disponía a volar a México.
Cuando faltan pocos meses para las elecciones legislativas de finales de año, Rato, exfigura clave del Partido Popular (PP) del jefe del gobieno Mariano Rajoy, se ha convertido en símbolo de la corrupción de las élites política y económica denunciado por partido emergentes como el antiliberal Podemos y el centrista Ciudadanos.
El empresario mexicano Alberto Portuondo Coll, detenido el domingo en el aeropuerto de Madrid, es el único administrador de una de las empresas de Rato, Albisa, sospechosa de ser utilizada como pantalla para cobrar comisiones ilegales, según una fuente judicial.
Se disponía a tomar un avión con destino a México, donde reside, cuando un juez madrileño decidió retirarle el pasaporte y encarcelarlo sin posibilidad de fianza debido "al riesgo de fuga y de destrucción de pruebas", precisó dicha fuente este martes.
Imputado entre otros delitos por estafa y falsedad documental en la salida a bolsa de Bankia, entidad cuya estrepitosa quiebra obligó en 2012 a España a pedir un plan de rescate europeo de 41.000 millones de euros para su sector bancario, Rato está también siendo investigado por fraude fiscal y blanqueo de capitales.
Había sido detenido frente a las cámaras en abril durante un registro de su despacho y su domicilio y la fotografía fue primera plana de toda la prensa española.
La semana pasada volvió a copar los medios cuando el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, tuvo que explicarse ante una comisión parlamentaria tras haber concedido una reunión de una hora a su excompañero de partido, ahora infrecuentable.
El ministro aseguró que Rato temía por su seguridad tras haber recibido varias amenazas. Pero la oposición rechazó esta justificación y reclamó la dimisión de Fernández Díaz, sin resultado dado que el PP dispone de mayoría absoluta en el parlamento.
Según fuentes próximas al caso, la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF) sospecha que Rato cobró comisiones de empresas que obtuvieron contratos con Bankia cuando él era presidente y que las invirtió en la compra de un hotel en Berlín.