Enrique Peñalosa | El Nuevo Siglo
Domingo, 22 de Mayo de 2016

En el que sin duda apunta a ser su pulso más fuerte en el primer año de gobierno, el alcalde Enrique Peñalosa sigue decidido a privatizar, parcial o totalmente, la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB). Y esta semana esa iniciativa tuvo su primera prueba de fuego luego de que en el Concejo se hiciera una revisión a los artículos más importantes del proyecto de acuerdo para adoptar el Plan Distrital de Desarrollo, que es la hoja de ruta cuatrienal de Bogotá.

 

El arranque del debate estuvo marcado por una fuerte polarización, pues mientras altos funcionarios distritales, encabezados por el presidente de la ETB, Jorge Castellanos, defendieron las bondades de la iniciativa, varios concejales, sindicatos, movimientos estudiantiles y de izquierda se fueron lanza en ristre contra la posibilidad de vender la mayoría accionaria del Distrito en la empresa de telecomunicaciones.

 

Sin embargo, se sabe que Peñalosa no dará su brazo a torcer y afirma que Bogotá necesita construir 30 colegios, cuatro hospitales, más vías, un centro de comando y control, instalar cientos de cámaras para mejorar la seguridad, así como aterrizar una inversión importante en la atención de los niños de 0 a 5 años.

 

Para esas inversiones, explicó, es necesario recurrir a esta venta de activos de una empresa que, como la ETB, ya no cumple la función pública que tuvo en su origen.

 

La Administración sostiene que la empresa ya no es el monopolio estatal de antaño del que dependía la comunicación de sus habitantes.

 

Por el contrario, recalca la Alcaldía que la ETB ha pasado a ser un competidor menor en una industria de telecomunicaciones dominada por una intensa competencia del sector privado, alta volatilidad tecnológica y economías de escala que la compañía no posee. Ante este cambio tecnológico, regulatorio y de negocios, la empresa ha venido perdiendo clientes y valor por más de una década.

 

Se agregó que a nivel global, desde 1984, los avances tecnológicos han llevado a que los Estados abandonen progresivamente su papel de proveedores de servicios de telecomunicaciones para pasar a ser reguladores y supervisores de la competencia entre los prestadores privados de estos servicios.

 

Desde los 90, Colombia ingresó a esta realidad global, que ofreció a los consumidores mejores servicios, tarifas más bajas y una mayor conectividad fija y móvil.

 

En el ámbito nacional, alega el Distrito, varias empresas públicas de telecomunicaciones colombianas advirtieron estas señales del mercado y tomaron la decisión de vincular capital privado, como fue el caso de Telecom, y más recientemente UNE/Tigo que es hoy, por ingresos, la segunda empresa de telecomunicaciones del país.

 

Según la Alcaldía, la ETB intentó adaptarse a este nuevo contexto transformándose para competir como empresa pública en igualdad de condiciones con los operadores privados. A pesar de haber invertido montos importantes desde 2013 (más de $2,1 billones, equivalente al 92% de su patrimonio hoy) en tecnologías de punta -fibra óptica, móviles y televisión- no logró vincular los nuevos clientes esperados con esa inversión, ni sostener su participación de mercado.

 

Desde 2011 a mediados de 2015, ETB pasó de tener el 73% del mercado de líneas fijas en Bogotá al 55% y en Internet pasó de 50% a 34%; clientes que migraron a los competidores privados. Los ingresos de la entidad se redujeron en 6% en los últimos diez años mientras que el PIB del sector de las telecomunicaciones creció 110% en el mismo periodo y los tres principales competidores multiplicaron sus ingresos. Es así como en 2015, ETB representó menos del 6% de los ingresos de los cuatro principales operadores.

 

Por estas razones, la Administración  piensa en enajenar parte o la totalidad de la participación del Distrito Capital en ETB, para así salvar el patrimonio que aún le queda a los capitalinos en la empresa y lograr un uso eficiente de estos dineros que genere mayor valor para la ciudad y mejor cohesión social.