Los occidentales intensificaban sus esfuerzos diplomáticos para salvar el alto el fuego, constantemente violado en el este de Ucrania, donde los combates entre el ejército y los separatistas prorrusos dejaron 12 civiles y militares muertos en 24 horas.
Periodistas de la AFP en Donetsk escucharon el martes de mañana fuertes detonaciones y explosiones procedentes del aeropuerto, después de un intenso tiroteo el lunes al anochecer en la misma zona.
Este aeropuerto de Donetsk, el único enclave que el ejército ucraniano afirma controlar desde el mes de mayo en una ciudad totalmente dominada por los separatistas, está en el centro de intensos combates desde hace más de una semana.
Por su parte, los insurgentes también reivindican un control casi total de esa instalación, que podría facilitar la circulación de la ayuda procedente de Rusia.
"Los rebeldes continúan sus intentos de asaltar el aeropuerto, siguen tirando contra las posiciones de los militares ucranianos en su territorio", anunció el centro de prensa de la operación del ejército regular contra los separatistas.
Cinco soldados ucranianos murieron en 24 horas, uno de los balances cotidianos más elevados desde la instauración, a principios de septiembre, del alto el fuego.
El ejército afirma que rechazó un ataque rebelde cerca de Mariupol, a orillas del Mar de Azov, en el sudeste de Ucrania.
Estos ataques tuvieron lugar a pesar de que una tregua, instaurada el 5 de septiembre y consolidada el 20 de septiembre, supuestamente debía permitir la creación de una zona desmilitarizada a lo largo de la línea de frente.
Sin embargo, cuatro civiles murieron el lunes en Donetsk y tres en la región vecina de Lugansk, según las autoridades locales, demostrando una vez más la fragilidad del proceso de paz.
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Según el ministerio ucraniano de Relaciones Exteriores, el alto el fuego fue violado más de 1.200 veces, lo que costó la vida a 88 personas: 56 militares y 32 civiles.
Esta situación fue objeto el lunes de una conversación telefónica entre el presidente ucraniano Petro Poroshenko y la canciller alemana Angela Merkel, quienes, según Kiev, constataron "la falta de progresos importantes" en la aplicación del alto el fuego.
El portavoz de la canciller subrayó al terminar esa conversación que "Rusia debe ejercer su influencia de una forma mucho más pronunciada sobre los separatistas para contribuir a una estabilización".
"La continuación de los disparos de los insurgentes amenaza al plan de paz", insistió la presidencia ucraniana.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), encargada de observar el alto el fuego, anunció el lunes que dos primeros aviones teleguiados (drones), de fabricación austríaca, habían llegado a Ucrania.
La OSCE espera en total cuatro aparatos que podrán sobrevolar la frontera ruso-ucraniana así como las zonas de combate. Se espera que ayuden a esta organización a descubrir más fácilmente a los autores de violaciones de la tregua.
Por su parte, Estados Unidos envió a Kiev a la principal responsable de las cuestiones europeas en el Departamento de Estado, Victoria Nuland, quien entregará el miércoles a los guardias fronterizos ucranianos equipos que permitirán reforzar la frontera.