Miles de manifestantes egipcios que exigen a los militares que abandonen el poder seguían enfrentándose el miércoles con la policía, a pesar de la promesa del jefe de las fuerzas armadas de organizar una elección presidencial a mediados de 2012.
Por primera vez desde el inicio de los enfrentamientos, el sábado, médicos afirmaron que el uso de balas reales había causado la muerte de manifestantes. Oficialmente, 35 personas fallecieron desde el sábado.
En el centro de El Cairo, seguía habiendo enfrentamientos en las primeras horas de la noche en una calle cercana a la emblemática plaza Tahrir, constató un periodista de la AFP.
Detrás de unas barricadas, la policía disparaba balines y lanzaba gases lacrimógenos a los manifestantes, que esgrimían inmensas banderas egipcias, mientras las ambulancias iban y venían para llevar a numerosos heridos.
El gran imán de Al Azhar, más alta institución del islam sunita con sede en El Cairo, pidió a la policía que no dispare más contra los manifestantes, y al ejército que evite los enfrentamientos "entre los hijos de un mismo pueblo".
El imán Ahmed al Tayeb también llamó "a nuestros hijos en la plaza Tahrir y en todas las plazas de Egipto a conservar el carácter pacífico de su revolución (...) y a proteger los bienes públicos y privados".
También hubo enfrentamientos en Alejandría y Puerto Said (norte), Suez, Qina (centro) y Asuán (sur), así como en el delta del Nilo y Marsa Matruh (oeste).
El martes, en un poco común discurso, el mariscal Husein Tantaui, jefe de Estado de facto, se comprometió a organizar una elección presidencial antes de julio de 2012 y se declaró dispuesto incluso a entregar el poder inmediatamente mediante un referéndum.
Los manifestantes afirmaron no creer en absoluto en las palabras del mariscal, ministro de Defensa del antiguo régimen y que asimilan a Hosni Mubarak, expulsado del poder en febrero pasado.
"Ahora está claro que el que escribía los discursos del presidente Mubarak es el mismo que escribe los discursos del mariscal", comentó con ironía el "movimiento de los jóvenes del 6 de abril" en un comunicado.
La determinación de los manifestantes, que ya provocaron la renuncia del gobierno instalado por el poder militar, permite pensar que habrá un pulso de largo aliento, cuando falta poco para las primeras elecciones legislativas desde la caída de Mubarak, que deben comenzar el 28 de noviembre.
"Una segunda revolución", titulaba este miércoles el cotidiano Al Akbar: "Lo más peligroso que puede darse es el deterioro de la relación entre el pueblo y el ejército", advirtió el diario.
"El consejo militar es el problema y no la solución", expresó en un editorial el cotidiano independiente Al Masri al Yom.
El jefe de las fuerzas armadas aceptó la dimisión del gobierno del primer ministro Esam Sharaf, nombrado por el consejo militar en marzo para administrar la nación, sin por lo tanto anunciar el nombre del próximo primer ministro.
Estos anuncios fueron hechos al término de una reunión del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) con varios movimientos políticos, entre los cuales los influyentes Hermanos Musulmanes, para encontrar una salida a la crisis.
Por su parte, Estados Unidos condenó "el uso excesivo de la fuerza" por parte de la policía y pidió al gobierno que proteja el derecho de manifestación.
AFP