Entre la vida y la muerte se debate la enfermera británica contaminada por el virus del ébola, mientras se ingresaba en observación en Alemania y Estados Unidos a dos miembros de equipos médicos de regreso de Sierra Leona.
El hospital londinense Royal Free Hospital, donde la enfermera se encuentra aislada desde el martes, anunció el sábado que Pauline Cafferkey, de 39 años, se encontraba en estado crítico. Ayer no se proporcionaron nuevas informaciones sobre su estado de salud.
El primer ministro David Cameron dijo en Twitter que su "pensamiento y rezos" se encontraban con la enferma.
La paciente había aceptado en los últimos días recibir un tratamiento antiviral experimental y plasma sanguíneo extraído a una persona que superó previamente la enfermedad, con la esperanza de que los anticuerpos presentes en el mismo la ayuden a combatir el virus.
Para el profesor Hugh Pennington, experto en microbiología, a partir de ahora la enfermera, que trabajaba en Sierra Leona para la organización Save the Children, solo podrá contar con la suerte para sobrevivir.
"El plasma es probablemente su mejor esperanza de tratamiento", considera.
Por otro lado, un surcoreano miembro de un equipo médico que estuvo en Sierra Leona, fue ingresado el sábado en observación en el hospital Charité de Berlín. El paciente no presenta ningún síntoma y nada parece indicar por el momento que esté contaminado con el virus del ébola, pero se pinchó con una jeringa el 29 de diciembre a través de tres guantes, tras haber sacado sangre a un enfermo que desde entonces falleció, precisó el hospital.
Un auxiliar de enfermería estadounidense que trabajó en el mismo país africano, donde estuvo expuesto al virus, también iba a ser puesto en observación ayer en un hospital de Nebraska, en el centro de Estados Unidos.
Contra el ébola "no hay plan B", y el virus "debe ser vencido", declaró el nuevo jefe de la misión de la ONU para la lucha contra la enfermedad, (UNMEER), Ismail Ould Cheij Ahmed, llegado a Accra para asumir sus funciones./AFP