Encrucijada ucraniana, el dolor de cabeza de Putin | El Nuevo Siglo
Sábado, 2 de Agosto de 2014

La crisis ucraniana se ha convertido en un dolor de cabeza para Vladimir Putin, atrapado entre las sanciones occidentales cada vez más duras y una opinión pública que avala su apoyo a los separatistas rusos de Ucrania, estiman los analistas.

Durante mucho tiempo, el presidente ruso maniobró, a veces con bastante éxito, para dividir a la Unión Europea. Alemania, su principal socio comercial, siempre fue su principar valedor.

Pero el derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines el 17 de julio por un misil lanzado probablemente por separatistas prorrusos, según Kiev y Washington, y sus 298 muertos, de ellos 193 holandeses, abocó esta semana a la UE a adoptar sanciones económicas sin precedentes contra Rusia, acusada de armar a la rebelión.

Las sanciones, que entraron en vigor el viernes, impedirán, al menos durante tres meses, que los principales bancos estatales rusos accedan al mercado de capitales europeo y se vendan armas y algunos tipos de equipos petroleros a Rusia.

"Aunque a corto plazo estas sanciones no obligan a Putin a cambiar de política en Ucrania, es posible que lo hagan a largo plazo", estima el analista Konstantin Kalachev.

En un país al borde de la recesión, las sanciones quizá puedan dar resultados en caso de que "repercutan en la población e incidan en la popularidad de Putin. El poder ruso depende enormemente de la popularidad de Putin", dice el jefe del centro de análisis "Experto Político".

Y es que el apoyo político de Putin a los separatistas prorrusos de Ucrania -el Kremlin niega cualquier ayuda directa- aireado ampliamente por la prensa cercana al poder, contribuye a la excepcional popularidad del hombre fuerte del país desde el año 2000 (más del 80% de las opiniones favorables).

Centenares de rusos se manifestaron este sábado en Moscú para pedir a su presidente "pasar a la acción" en Ucrania.

"Si una persona tiene el poder debe utilizarlo para pasar a la acción" gritaron los participantes.

- Hermanos eslavos -

"Putin está en una difícil tesitura", confirma por su parte la analista Maria Lipman. "Si no cambia de política, las sanciones van a agravarse. Trata de maniobrar de forma que no parezca una marcha atrás. Pero su margen de maniobra es muy reducido".

Putin aprovechó el viernes el homenaje a los soldados rusos de la I Guerra Mundial para explicar veladamente su posición en Ucrania. "Como Rusia no fue escuchada" en la época, "tuvo que apoyar a sus hermanos eslavos, defendiéndose ella misma y defendiendo a sus ciudadanos de una agresión extranjera", dijo el presidente en un paralelo implícito con las tensiones actuales.

Según le dijo el viernes el presidente estadounidense Barack Obama en una conversación telefónica, el apoyo a los separatistas ucranianos procedente de territorio ruso "se ha reforzado".

Pero Putin también es consciente de que solo un cuarto de la población apoyaría una intervención militar directa rusa en Ucrania, según un sondeo publicado el jueves.

Pero al igual que Putin, Estados Unidos y la Unión Europea se enfrentan al mismo dilema: encontrar una forma de poner fin a la escalada que les permita a todos salir airosos.

El diario británico The Independent habla de un plan germano-ruso en estudio, que contemplaría reforzar la seguridad de las fronteras en Ucrania y el suministro energético de Rusia a este país, a cambio de que la comunidad internacional reconozca la anexión rusa de Crimea, lo que Berlín ha negado de plano.

"El conflicto en Ucrania se agrava y existe el riesgo de que se internacionalice. Occidente tiene los medios para perjudicar a Rusia, pero no puede poner fin a la guerra sin Rusia. ¿Le dará una oportunidad a Putin?", se interroga Lipman.

Una pieza clave en el puzzle reside en las conclusiones a las que lleguen los expertos internacionales que han podido empezar por fin a trabajar el viernes en el lugar donde fue derribado el Boeing malasio para tratar de identificar a los responsables del drama.

Putin siempre ha sopesado cuidadosamente su apoyo a los rebeldes ucranianos prorrusos. Si la responsabilidad de estos en el derribo del vuelo MH17 se confirmara, "es un peso que no podrá asumir. El precio sería demasiado alto. Renegará de ellos", estima Andrei Kolesnikov, uno de los periodistas rusos que mejor conoce a Putin.