Estados Unidos alertó de "una crisis mundial urgente" por el ébola luego de la muerte de un paciente en Texas el miércoles, cuando la cifra de fallecidos rondó los 3.900.
Mientras tanto, Madrid llamaba a la calma y trabajadores sanitarios denunciaban la mala gestión del tema en España.
"El ébola es una crisis mundial urgente que requiere una respuesta mundial urgente", dijo el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, poco después de conocerse la muerte por ébola de un paciente liberiano en Texas.
Kerry, en conferencia de prensa con su homólogo británico, Philip Hammond, subrayó la necesidad de colaborar internacionalmente con unidades de tratamiento, personal, equipos de telecomunicaciones e incineradores a fin de combatir esta mortal enfermedad contra la que no hay medicamentos ni vacuna.
Poco después, la Casa Blanca informó que tomará la temperatura de los pasajeros que llegan de Liberia, Guinea y Sierra Leona a cinco de sus más importantes aeropuertos y el Pentágono anunció que enviará a 100 oficiales de Marina, que se sumarán a 350 ya en la región.
Los españoles, por su parte, trataban de entender cómo pudo contagiarse una auxiliar de enfermería (Teresa Romero, de 44 años) que trató a dos misioneros españoles diagnosticados en África y repatriados a España, donde murieron.
"En este momento lo que tenemos que hacer es estar atentos, pero manteniendo la tranquilidad", dijo el jefe del gobierno conservador español, Mariano Rajoy.
Sin embargo, sindicatos y personal sanitario español denunciaron una larga lista de fallos en la gestión de los enfermos de esta fiebre hemorrágica, que en lo que va de año ha dejado 3.865 muertos entre los 8.033 infectados, según un recuento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de este miércoles.
Entre ellos, destacaron la repatriación "improvisada" desde Liberia y Sierra Leona de los misioneros enfermos, el poco entrenamiento del personal médico, el equipo insuficiente e inadecuado y el uso imprudente de los residuos en España.
- "El miedo de no saber" -
En la noche del martes, Teresa Romero, la primera persona que se contagió fuera de África, fue internada en el hospital Carlos III en Madrid.
"Estoy un poquito mejor", dijo Romero este miércoles en una entrevista telefónica con el diario El Mundo.
Uno de los médicos que la atiende, Germán Ramírez, dijo a la prensa reunida en la puerta del hospital que la técnica podía haberse contagiado al tocarse la cara con los guantes.
"Lo que me ha transmitido es que con los guantes se toca la cara, es lo que me ha dicho en tres ocasiones", dijo el doctor.
Al respecto, la propia Romero consideró que el problema radicó en el traje de aislamiento: "Creo que el fallo está en quitarme el traje. Lo veo como el momento más crítico, en el que pudo pasar, pero no lo sé seguro", dijo al diario El País.
Una enfermera del hospital Carlos III que habló bajo anonimato al diario Expansión aseguró que los trajes suministrados no cierran bien y que se sellaban con cinta adhesiva en las muñecas y en las rodillas.
Otra fuente hospitalaria afirmó a la AFP que las ambulancias estaban mal equipadas.
En la tarde del miércoles, médicos y enfermeros se manifestaron frente a la clínica contra la gestión de los casos de ébola.
La fiscalía de Madrid abrió diligencias previas para estudiar si pudo haber algún tipo de delito en este caso, informaron fuentes de la fiscalía.
"Hay el miedo de no saber", dijo a la AFP Mar, una vecina de Alcorcón, donde unos equipos especiales entraron en la vivienda de la técnica sanitaria para desinfectarla.
Estos equipos también sacaron de la vivienda al perro de Romero, Excalibur. Su eutanasia provocó reacciones airadas de grupos de defensores de los animales, que trataron de evitar su traslado enfrentándose con la policía con pancartas que decían: "Excalibur, the world is with you" (Excalibur, el mundo está contigo).
Rajoy se comprometió a una "transparencia total en esta materia". Los mensajes de tranquilidad también llegaron desde la OMS, según la cual el riesgo de propagación del ébola en Europa "es evitable y extremadamente bajo".
- Un fallecido en EEUU -
En Estados Unidos, John Kerry pidió a la comunidad internacional hacer más en la lucha contra el virus, poco después de conocerse la muerte de Thomas Eric Duncan.
El liberiano, que viajó a Texas a visitar a su familia y fue internado en un hospital en Dallas el 28 de septiembre, fue la primera persona que desarrolló los síntomas fuera de África.
Funcionarios de Salud estadounidenses monitorizan ahora a docenas de personas que pueden haber estado en contacto con Duncan, en particular a unas diez que corren gran riesgo de haber contraído el mal. Su familia está aislada en su apartamento, resguardado por un policía.
Para evitar que esto se repita, los aeropuertos JFK de Nueva York, Dulles de Washington, O'Hare de Chicago, Hartsfield-Jackson de Atlanta y Newark Liberty de Nueva Jersey tomarán la temperatura a los pasajeros provenientes de los países más afectados: Liberia, Guinea y Sierra Leona.
Los síntomas del ébola son fiebre, diarrea, vómitos y fuertes dolores musculares y de articulaciones. Se transmite por el contacto con fluidos corporales de una persona infectada o al tocar el cadáver de una víctima.