El papa Francisco, de visita en Rio de Janeiro para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y sin agenda oficial este martes, celebró una misa en una capilla en su residencia y se tomó un helado en el desayuno, informó la prensa local.
El pontífice de 76 años, que llegó el lunes a Brasil, "rezó una misa en la capilla de la residencia donde está hospedado en Sumaré", en las alturas de Rio y en medio de la selva tropical atlántica, indicó el sitio G1 de Globo, citando al padre Jorge Luiz Neves Pereira da Silva, que acompañó al pontífice en la mañana.
Da Silva, conocido como Jorjão, dijo además que llevó un helado al papa para acompañar su desayuno, añadió el sitio UOL.
El papa argentino no acompañó la ceremonia de lanzamiento de una medalla conmemorativa de su visita al país celebrada en Sumaré. Estaba previsto que el evento se celebrara originalmente en el monumento del Cristo Redentor, el principal punto turístico de Rio de Janeiro, pero fue cancelada por el mal tiempo.
El arzobispo de Rio de Janeiro, Orani Tempesta, recibió la moneda de plata que tiene el rostro del pontífice. Serán vendidas 10.000 de estas medallas.
"Sería una alegría tener al papa. Estuve con él en (el aeropuerto de) Galeao, pero no le pude preguntar si ya conocía el Cristo", dijo a la prensa el padre Omar Raposo, responsable del Cristo Redentor, visitado todos los años por millones de personas.
El papa Francisco estará en Rio de Janeiro hasta el domingo con una agenda intensa que incluye una visita a una favela, un hospital y el santuario de Aparecida, además de sus compromisos con la JMJ, que espera reunir a 1,5 millones de personas.
La llegada del papa argentino a Rio en un coche de paseo que quedó atrapado tres veces durante varios minutos en el tránsito mientras una multitud en delirio le tiraba regalos por la ventanilla y hasta le tocaba para desesperación de sus guardaespaldas, generó cuestionamientos sobre el operativo de seguridad.