En Dallas crece odio entre blancos y afroamericanos | El Nuevo Siglo
Foto Xinhua
Viernes, 8 de Julio de 2016
Redacción internacional con AFP

Los roces raciales en Estados Unidos volvieron a brotar como en  la década de los setenta. En aquel entonces radicales afroamericanos formaron una milicia urbana conocida como las “Panteras Negras” (Black Panters) para combatir con armas la segregación racial.

Luego, pasaron décadas de un respeto hipócrita para algunos o un avance democrático para otros, en las que afroamericanos y blancos convivieron en barrios, medios de transporte y puestos de trabajo. Tras ellas, y como muestra de un proceso inclusivo, en 2008 llegó Obama al poder, mostrando la cara positiva de la integración racial, pues muchos blancos optaron por su programa de gobierno.

En los últimos años de Obama, sin embargo, los roces raciales han crecido. Primero fue Fergusson, luego Baltimore y ahora Dallas, ciudades que han vivido el odio entre blancos y afroamericanos, simplemente por su color de piel. Un odio que por más discursos inclusivos sigue latente entre los ciudadanos norteamericanos. Micah Johnson, autor del tiroteo, unos días antes había afirmado que, “quería matar policías blancos”, demostrando que el odio es contra una raza, no contra un miembro de la policía; lo que suele pasar en otros lugares.

AFP

 

 

Un intenso tiroteo ocurrido en Dallas durante una manifestación antirracista culminó con cinco policías muertos y otras nueve personas heridas, incluyendo a siete agentes, en un episodio que el presidente estadounidense Barack Obama definió como un ataque "salvaje, calculado y despreciable".

El jefe de la policía de Dallas, David Brown, confirmó que el principal sospechoso fue abatido después de un tenso cerco policial, aunque antes había afirmado que no pertenecía a ningún grupo organizado y solo quería "matar policías blancos".

El hombre fue identificado por medios estadounidenses como Micah Johnson, de 25 años, quien residía en Mesquite, un suburbio de Dallas (Texas). Era un reservista del ejército y había servido en Afganistán. La policía abatió a Johnson al fin de un tenso asedio utilizando un robot con explosivos, dijo Brown, quien formuló un dramático llamado a la unidad alegando que "esto tiene que terminar, esta división entre nuestra policía y nuestros ciudadanos".

El estallido de violencia ocurrió cuando Dallas era escenario de una protesta antirracista, motivada por la muerte de dos ciudadanos negros a manos de policías en Luisiana y Minnesota esta semana.

El centro de Dallas se convirtió en un gigantesco escenario de investigaciones por parte de agentes, escuadrones antiexplosivos y expertos en balística. Desde Varsovia, a donde viajó para asistir a una cumbre de la Otan, el presidente Obama denunció un ataque "salvaje, calculado y despreciable contra las fuerzas del orden".

"No hay una justificación posible a este tipo de ataques o cualquier tipo de violencia contra las fuerzas del orden", añadió. De acuerdo con la prensa local, el saldo de la jornada representa el peor registrado contrafuerzas policiales desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.

La gravedad de la situación motivó a los aspirantes presidenciales Hillary Clinton y Donald Trump a cancelar todos sus actos públicos de campaña previstos para ayer. Clinton tenía previsto un acto junto al vicepresidente Joe Biden en Pensilvania, y Trump un mitín en Miami.

Caos total

"Había negros, blancos, latinos, de todo. Era la protesta de una comunidad mixta. Y de pronto (los disparos) salieron de la nada. Teníamos la impresión de que nos disparaban a nosotros. Era el caos total, una cosa de locos", contó un testigo a la prensa.

Una mujer identificada como Shetamia Taylor resultó herida en una pierna cuando participaba de la manifestación junto a sus cuatro hijos. Hacia el final de la manifestación en Dallas, dos hombres "empezaron a disparar contra los policías desde una posición elevada", como en una emboscada, declaró el jefe Brown.

Una mujer que estaba en la misma zona fue detenida, además de otros dos sospechosos que tenían bolsas de camuflaje en su coche. "Por desgracia no estamos seguros de haber

De acuerdo con Brown, las tres personas detenidas por la policía "no estaban cooperando".

Varios testigos subieron a internet videos y audios sobre la situación, en los que se ven y escuchan las ráfagas de tiros y las sirenas policiales.

Ismael De Jesús fue uno de los testigos que filmó un video, mientras se escondía en el Crown Plaza Hotel durante el tiroteo. En ese video registró como un desconocido mató a un agente de policía. "Pareció una ejecución, honestamente. Se paró sobre él después de que (el policía) ya estaba caído. Le disparó tal vez tres o cuatro veces en la espalda", añadió.

Otros videos divulgados por la televisión local muestran un desconocido apostado en las escaleras de un edificio y armado con un arma larga, efectuando disparos contra los agentes.

A un costado del hospital Parkland, agentes improvisaron un homenaje a los policías que murieron o resultaron heridos en los tiroteos. Se trata del mismo hospital donde el entonces presidente John Kennedy fue llevado luego de recibir los disparos que le provocaron la muerte en Dallas en 1963.

Momento de unión

El alcalde de Dallas, Mike Rawlings, también hizo un llamado a la unión después de una jornada de desastre. "Nosotros, como ciudad, como país, debemos ahora unirnos, cerrar filas y curar las heridas que sufrimos de tiempo en tiempo. Las palabras quedarán para más tarde", dijo a la prensa.

Se trata de una "mañana dolorosa" para la ciudad de Dallas, agregó Rawlings. Las muestras de indignación habían ido en aumento a lo largo de la semana, primero tras el asesinato el martes de Alton Sterling, de 37 años, ultimado por policías en un estacionamiento de un comercio en la ciudad de Baton Rouge, Luisiana.

El jueves la indignación se trasladó a las calles de las principales ciudades estadounidenses tras la muerte de otro ciudadano negro, Philando Castile, a quien un policía le disparó dentro de su auto que había sido detenido para un control de tránsito, en el que viajaba junto a su novia y la hija de ésta, de cuatro años.

Las muertes de Sterling y Castile fueron filmadas por testigos con teléfonos celulares y los videos muestran que ellos no representaban ningún riesgo evidente para los agentes que les dispararon.