En Antioquia se arriesga la vida por el oro en minería | El Nuevo Siglo
Viernes, 25 de Octubre de 2013

Hernán Pineda es una de las 4.000 personas que cada día arriesga su vida en el poblado de San Antonio, en Antioquia, para sacar oro de minas ilegales, donde se trabaja con gran desorden y mucho afán por hacer dinero.

 

Pineda, de 40 años, se dedica desde que tenía 13 a la minería informal y hace unos once meses llegó a San Antonio, en el departamento de Antioquia, desde la ciudad de Medellín luego de que un amigo le contara lo bien que le estaba yendo en esa zona.

"Llegué ganando por porcentaje y me fue bien. La plata que conseguí la invertí en una máquina perforadora y me hice socio de una mina, con eso y comprando material explosivo", explicó a la AFP Pineda.

Este hombre, padre de ocho hijos, trabaja como "frentero" y su labor consiste en dirigir y responsabilizarse por el trabajo adentro de la mina: hace las voladuras, monta las estructuras y asigna labores a una veintena de mineros.

 

La fiebre del oro en San Antonio comenzó hace unos dos años y desde entonces cientos de mineros -entre ellos también mujeres y niños- han llegado desde diferentes partes de Antioquia buscando fortuna.

Muchos duermen en campamentos en los que levantan estructuras de plástico o madera para pasar las noches. La crudeza del trabajo y las incomodidades valen la pena cuando algunos días cobran hasta 500.000 pesos (unos 265 dólares), equivalentes al 30% o 40% del valor de lo que sacan de la mina.

Pero Pineda, que dice que en San Antonio gana en un mes hasta 25 millones de pesos (unos 13.000 dólares), goza de condiciones un poco mejores a las de un minero raso: alquila un apartamento en un pueblo a unos 30 kilómetros de la mina y cada semana viaja a Medellín a ver a su pareja.

Para los que se quedan en San Antonio, sin embargo, ya hay algunas comodidades de las que pueden disfrutar cuando no están arañando oro de las montañas. Discotecas, peluquerías, ventas de celulares y, por supuesto, tiendas de compra-venta de oro se han instalado en este pueblo improvisado.

 

"La ambición del oro es mucha"

Sobre esta zona, que Pineda considera "muy rica", el experimentado minero dice no obstante que tendrá una "vida útil corta por el desorden con el que se trabaja" allí.

"Siempre pasa con la minería ilegal: se juega al que más saque y por sacar más y más rápido se hace desorden. Además, está el miedo de que a uno lo vayan a sacar de ahí y se meten más personas para sacar más material, y todo eso lo hace también muy riesgoso", explicó.

Y no se equivoca. Las autoridades han declarado la calamidad pública en la zona y esperan poder evacuar a los mineros.

"Es una zona de condición sísmica alta, de alta pendiente e influenciada por un par de fallas geológicas. En la medida en que más se toca la montaña, más se debilita y hay mayor riesgo de deslizamiento", explicó a la AFP César Hernández, director de gestión de riesgo en Antioquia.

 

"Los asentamientos humanos en San Antonio se han instalado cortando la montaña y no hay manejo de aguas, lo que ha sobresaturado el terreno", añadió.

Según un reciente reporte del Ministerio de Minas de Colombia, entre enero de 2012 y junio de este año 86 personas murieron y otras 39 resultaron heridas en emergencias mineras.

Después de 27 años de trabajo como minero informal, Pineda dice que ha visto "de todo" en cuanto a accidentes, que lo han llevado al hospital y han dejado a muchos de sus compañeros "ciegos, mochos o sin vida".

Así, después de cumplir hace pocas semanas los 40 años y "muy enfermo de los pulmones", dice que empezó a pensar seriamente en retirarse a trabajar en un pequeño almacén que compró en Medellín con el dinero de la minería.

 

Sin embargo, admite que la decisión es difícil porque "la ambición del oro es mucha".

En Colombia hay 14.357 unidades de producción minera, de las cuales el 56% carece de licencia de explotación.