En Colombia, los sistemas de información del Instituto Nacional de Medicina Legal registraron en el año 2013 un total de 14.294 homicidios.
Desde 2004 se observa una marcada tendencia al descenso de la tasa de homicidios, con excepción del año 2009 en que alcanzó el límite superior de 39,39 casos por cada 100.000 hab. Desde entonces ha continuado bajando hasta alcanzar 30,33 casos por cada 100.000 hab. en 2013, lo que significa una disminución absoluta de 1.433 casos con respecto a 2012 para una reducción relativa de 3,4 casos por 100.000 hab.
De total de los 14.294 homicidios en Colombia, solo en 3.780 casos se pudo establecer las circunstancias. De estos, 48,28% corresponde a violencia interpersonal (impulsiva) seguidos por la violencia sociopolítica de tipo instrumental con 18,25%; la violencia económica de tipo aleatorio explica el 10,56% de los casos
Vale la pena destacar que los 10 departamentos con tasas más altas en su orden son: Valle del Cauca, Arauca, Putumayo, Caquetá, Quindío, Antioquia, Guaviare, Risaralda, Norte de Santander y Meta.
Los 10 municipios con tasas más altas en su orden son: Olaya, Segovia, Zaragoza, Cerrito, Santo Domingo, Bolívar, Caicedonia, Vegachí, La Unión y El Águila; todos ellos, a excepción de Cerrito, Santander, ubicados en los departamentos de Antioquia y Valle del Cauca. Llama la atención el recrudecimiento de la violencia en los municipios de Segovia y Remedios (Nordeste antioqueño) cuyas poblaciones fueron víctimas de masacres y ejecuciones extrajudiciales en los años 80 y 90.
El tema del uso de armas de fuego en la ejecución de homicidios (77%) continúa siendo un agudo problema para las autoridades. Se ha insistido frecuentemente en la existencia de un mercado ilegal (asociado al narcotráfico y el microtráfico) que dispone al mejor postor y según su finalidad, todo tipo y variedad de armas.
De las distribuciones, edad, sexo y escolaridad se puede concluir la ineficacia del sistema educativo (que no es solamente el componente escolar) para controlar el creciente fenómeno de la violencia juvenil. La calidad de la educación y la violencia en las aulas (asociadas al pandillismo y a las barras bravas como actividad económica) están destrozando el mundo de los valores positivos en los que se deberían forjar estas nuevas generaciones.
El homicidio de mujeres está siendo instrumentalizado por parte de la delincuencia común y organizada, dado que la mayor parte de estas muertes se da en la categoría venganza y ajuste de cuentas(cerca del 20% del total de mujeres); no se descartan los homicidios pasionales y en contextos de violencia doméstica, sintomáticos de una tipología impulsiva.