Entre tanto, un líder indígena del Cauca denuncia la infiltración de las Farc en ese movimiento con el fin de sacar a la Fuerza Pública de la región.
Los hostigamientos de la guerrilla y los enfrentamientos con la fuerza armada empujan fuera de sus hogares a miles de personas en el departamento colombiano de Cauca, donde las comunidades indígenas insisten desde hace diez días en pedir la salida de los actores armados.
Desde que las Farc atacaron la población de Toribío el pasado 7 de julio, los líderes indígenas de la zona se han movilizado contra la presencia de militares y policías en el pueblo, y han buscado en las montañas cercanas a los guerrilleros para exigirles que se retiren de los que consideran sus territorios ancestrales.
A la vez, cientos de familias se han desplazado huyendo de la violencia.
"En los últimos diez días hemos registrado 6.450 personas desplazadas de nueve municipios del Cauca, a las que hemos atendido. Hay algunos en sitios de concentración indígena, y otros en albergues temporales", dijo a la AFP Erika Tovar, vocera del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la región.
En el coliseo deportivo de Santander de Quilichao, a dos horas de Toribío, se apiñan cerca de mil personas. "Hay 192 familias con un promedio de seis hijos por familia. Más o menos tenemos entre 800 y 900 personas. Pero cada día llegan más, incluso a pesar de que estos últimos días ha estado tranquila la situación", declaró a la AFP Blanca Mulcué, una de las desplazadas.
Como Mulcué, la mayoría de los desplazados han sido testigos del conflicto: sus viviendas muestran impactos de balas o exhiben las huellas de las explosiones que dejan los llamados 'tatucos' o morteros caseros.
"Sabemos que la guerra no tiene ni día ni hora. En Toribío sabemos que al desayuno son balas, a la hora del almuerzo balas, y en la noche también. Esa es la situación. Cada día es peor", aseguró la mujer, para quien lo más duro es el miedo y la incertidumbre.
"Por una parte es la guerra como tal, los disparos, las explosiones. Pero por otro lado es la guerra psicológica que es la más difícil de resolver. Los rumores, que llegó la guerrilla, que va a llegar, que esta noche el ataque va a ser más duro. Creo que es más fuerte que las mismas bombas", dijo.
También Sara Muñoz salió del casco urbano de Toribío hace una semana junto con su esposo y dos hijos, luego de que su vivienda fuera afectada por balas y esquirlas de granadas.
"Nos vinimos para salvaguardar nuestras vidas, por el miedo de ser víctimas de una bala o una explosión. No sabemos qué va a pasar con nosotros. De pronto unos tendrán que desplazarse nuevamente y otros nos quedaremos, esa es la zozobra", señaló a la AFP.
Toribío, localizado al norte del departamento de Cauca, tiene una población de cerca de 26.000 habitantes, de los cuales un 96% corresponde a etnias indígenas, cuyas autoridades han decidido rebelarse contra los actores armados del conflicto en búsqueda de paz para la región.
Los líderes indígenas aseguran que retomarán sus territorios y que están en capacidad de expulsar a los grupos guerrilleros y sustituir al ejército en el mantenimiento del orden y la seguridad de esa zona del país.
Pero estas mujeres no se muestran optimistas. "Hasta no ver no creer, porque hace muchos años se viene diciendo lo mismo y sin embargo el pueblo sigue siendo víctima de los ataques", indicó Mulcué.
Se calcula que en Colombia hay un millón de indígenas, que habitan sobre todo en las áreas rurales y selváticas donde el conflicto armado es más intenso.
El conflicto armado en Colombia, que ha enfrentado a guerrillas izquierdistas, paramilitares de extrema derecha, narcotraficantes y fuerza pública, ha dejado cientos de miles de víctimas civiles en los últimos 50 años.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, más de 3 millones de personas fueron desplazadas por el conflicto interno.
Entre tanto, luego de la denuncia de líder indígena del Cauca sobre la infiltración de las Farc en ese movimiento indígena, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón dijo que es muy importante porque es lo que está diciendo la misma comunidad indígena.
El jefe de cartera aseguró que tras conocerse estas declaraciones, es indudable la presión que ejercen las Farc sobre las comunidades indígenas. “Dice ésta líder indígena que las Farc tienen influencia, infiltración dentro de los movimientos indígenas y que hay algunas personas que son miembros de esas redes de esa organización”, señaló Pinzón.
Dijo además que: “esto nos motiva a seguir de manera comprometida avanzando en la operación militar, pero al mismo tiempo cumpliendo las líneas que el Presidente señaló desde el Cauca en el consejo de Ministros, de hacer una acción integral, de hacer presencia de otras actividades e inversiones”.
Finalmente, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón aseguró que la Fuerza Pública continuará realizando operaciones contra los terroristas de las Farc que delinquen en el Cauca.
“Uno comprende la presión a la que los indígenas han sido sometidos por los grupos terroristas por tantos años. Los respetamos y el diálogo es la voluntad del gobierno. Pero de ninguna manera la Fuerza Pública se va a ir de allá, al contrario esta operación se va a profundizar y va a cumplir con sus objetivos”, dijo el alto funcionario.