Que su país no vive una guerra civil reiteró el presidente sirio Bashar Al Asad a tiempo que se pronunció a favor de una solución a la crisis mediante elecciones, en momentos en que la oposición debe anunciar su restructuración para presentar una alternativa al régimen.
Rechazando toda idea de exilio, Al Asad, cuyo mandato termina en 2014, afirmó a una cadena de televisión rusa que "son las urnas las que simplemente dirán a todo presidente si debe irse o quedarse".
"No se trata de una guerra civil", afirmó, y dijo prepararse para "una guerra difícil" y prolongada contra "todos esos países que pelean contra nosotros por procuración", dijo, citando a Estados Unidos, al Occidente y al los países árabes rivales.
Signo de que la violencia no disminuye, más de 11.000 sirios se refugiaron desde el jueves en países vecinos, mayoritariamente en Turquía , para huir de los combates y bombardeos, sobre todo en el noreste kurdo del país, donde soldados y rebeldes combaten por el control de uno de los dos últimos puestos fronterizos aún en manos del ejército.
Desde el comienzo en marzo de 2011 de una revuelta popular que se hizo militar frente a la represión, el régimen de Damasco asimila rebeldes y opositores a "bandas terroristas armadas" financiadas por el extranjero,en particular Turquía y los países del Golfo, para sembrar el caos en Siria.
Afirmando luchar contra el terrorismo, tal como los rusos en Chechenia, Asad rechazó las acusaciones internacionales de crímenes de guerra que pesan sobre su ejército.
En esta entrevista con la cadena rusa Russia Today en Damasco, Al Asad criticó al primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, acusándolo de comportarse como un "sultán" del imperio otomano.
Occidente, Turquía y numerosos países árabes llaman a Al Asad a dejar el poder para poner fin a la guerra que desde marzo de 2011 ha dejado más de 37.000 muertos y provocado el exilio de cientos de miles de personas, según una ONG siria.
Por el contrario, aliados de Al Asad como Irán, Rusia y China rechazan toda injerencia y apoyan una solución entre los propios sirios.
Para la oposición siria, la condición sine qua non para todo diálogo político es la partida de Al Asad.
En Catar, los representantes de diferentes sectores de la oposición discutían sobre un plan para la formación de una estructura unificadora para asumir la acción militar y administrar la ayuda humanitaria en las zonas "liberadas".
Según participantes en la reunión, todos los delegados se pronunciaron en favor del plan, con excepción del Consejo Nacional Sirio (CNS), principal componente de la oposición que parece temer quedar al margen, y que pidió un plazo hasta el viernes luego que elija su dirección.
En el terreno, como todos los viernes, los militantes opositores al régimen llamaron a manifestar en Siria, dedicando la movilización a Damasco, donde han aumentado la violencia./AFP