Los paquistaníes acudirán el sábado a las urnas en unas elecciones generales que representan la primera transición democrática real en esta potencia nuclear amenazada por los talibanes y acostumbrada a largos periodos de gobierno militar.
Los ataques de la insurgencia contra la campaña acabaron con la vida de más de cien personas y obligaron a los principales partidos del gobierno saliente a anular mítines.
Estas formaciones políticas se han convertido en blanco de los islamistas que les reprochan haberse aliado con la política estadounidense durante los últimos años.
En los anteriores comicios, en 2008, fueron salieron los partidos progresistas pero ahora las pronósticos se inclinan hacia el centroderecha, la Liga Musulmana (PML-N) del ex primer ministro Nawaz Sharif, y el PTI, la formación ascendente de la estrella del cricket Imran Khan.
El favorito es Sharif, un magnate del acero que, según los observadores, conseguirá ser primer ministro por tercera vez, todo un récord. Fue jefe de gobierno entre 1990-1993 y entre 1997-1999.
Imran Khan sólo fue elegido en las urnas en 2002 y boicoteó las elecciones de 2008. Esta vez centró su campaña en la clase media y en los jóvenes, cansados de los partidos tradicionales, prometiéndoles un "maremoto" electoral que lo llevará al poder. Pero el martes sufrió una caída en un acto que, según los médicos, lo obligará a guardar reposo.
El Partido del Pueblo Paquistaní (en el poder) vivió un auténtico calvario durante toda la campaña, debido a las amenazas de los talibanes, a su pésimo balance en el ámbito de la seguridad y la economía desde hace cinco años y a la ausencia de un líder.
Hijo de Benazir Bhutto, la carismática ex primera ministra asesinada en 2007, Bilawal Bhutto, de 24 años, es demasiado joven para presentarse y está demasiado amenazado para dar mítines. Además el impopular presidente Asif Ali Zardari, viudo de Benazir y padre de Bilawal, no puede hacer campaña porque se lo prohíbe su cargo.
Se considera que estas elecciones son muy importantes para la consolidación de la democracia en Pakistán, porque permitirán a un gobierno civil pasar el testigo a otro después de haber llegado al final de un mandato de cinco años, toda una novedad en este país creado en 1947 y con una historia marcada por golpes de Estado.
El sábado, más de 86 millones de paquistaníes están convocados a las urnas para elegir a 342 diputados de la Asamblea Nacional entre 4.670 candidatos y designar a sus representantes en las cuatro asambleas provinciales entre casi 11.000 aspirantes.
Más de 600.000 personas se encargarán de proteger los aproximadamente 70.000 colegios electorales, de los cuales casi la mitad son considerados "de riesgo".
El índice de participación, que fue del 44% en los comicios de 2008, será crucial el próximo sábado.
La comisión electoral paquistaní empezará a divulgar los resultados preliminares el sábado por la noche. Ganará, una vez más, el que consiga reunir a una coalición mayoritaria en las próximas semanas.
La campaña se centró en la economía, en la terrible crisis energética, el posicionamiento del país frente a Estados Unidos, la erradicación de la corrupción y la necesidad de desarrollar servicios básicos en un país de 180 de habitantes, de los cuales un 30% de pobres.